El neonatólogo y subdirector del Hospital Nacional de Niños, Jaime Lazo Behm, ve en su trabajo diario los casos más difíciles de supervivencia infantil: bebés que por lo delicado de su condición podrían fallecer antes de su primer cumpleaños. La mayoría de los que sobreviven no lo hubieran hecho hace unos años.
“No es que ahora hay casos más complejos, sino es que ahora tenemos más posibilidades, más recursos. La ciencia evoluciona y, por tanto, las herramientas que tiene el sistema de salud son mayores. Niños y niñas que antes fallecían por ser muy prematuros o por tener alguna malformación o enfermedad, hoy viven. Tenemos herramientas, medicamentos y equipos que nos ayudan a sacarlos adelante”, destacó.
El 85% de las muertes en el primer año de vida entran en dos grupos: las afecciones perinatales (periodo entre las 22 semanas de gestación y los primeros siete días de vida), y las malformaciones congénitas.
En el primer grupo se ven complicaciones derivadas de una prematuridad o prematuridad extrema, de un bajo peso al nacer y de un desarrollo inmaduro de los pulmones y del sistema inmunitario, eso deja a los menores muy vulnerables ante infecciones o ante los esfuerzos cotidianos.
“La prematuridad significa bebés menos preparados, menos maduros para adaptarse a la vida extrauterina. Fundamentalmente son problemas pulmonares y cardíacos los que los llevan a la muerte”, subrayó Lazo.
En el segundo grupo, muchas malformaciones neurológicas o cardiológicas no son compatibles con más meses de vida.
“Son los factores más difíciles de atacar. Muchos son de origen biológico, genético. Otros pueden estar relacionados con factores ambientales, como la exposición a pesticidas u otros químicos. También virus o parásitos pueden causar malformaciones”, manifestó el neonatólogo.
Para Olga Araya Umaña, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), estas condiciones van de la mano con los datos que ellos manejan: “Si vemos el mayor porcentaje de las muertes infantiles están en los primeros 28 días. Estas condiciones usualmente llevan a la muerte en el primer mes”.
La ciencia puede en algunas ocasiones alargar la vida, pero algunas condiciones delicadas terminarán de todas formas con la muerte antes de ese primer cumpleaños. Otras serán tan graves que el bebé morirá en cuestión de días, incluso horas.
En otros casos sí pueden garantizar llegar a la vida adulta.
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Luchando contra la mortalidad

Muchos de los bebés que pediatras logran salvar pueden tener una vida más larga, pero esto también podría tener consecuencias.
“Logramos sacar adelante bebés con problemas de salud muy serios, pero hay riesgo de que sobrevivan con secuelas que comprometan su calidad de vida, su capacidad de incorporarse a una sociedad de manera productiva, su competitividad dentro de una sociedad altamente competitiva”, expresó el especialista.
Al comparar con otros países
En Costa Rica, la tasa de mortalidad infantil (TMI) está en 10,3 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Esta es el doble de la vista en algunos países europeos.
Sin embargo, también hay otros factores que deben tomarse en consideración. En estos países se contempla la interrupción voluntaria del embarazo en casos de malformaciones que puedan ser incompatibles con la vida más allá de unos cuantos días. Esto no es así en la legislación costarricense. Este factor también debe tomarse en cuenta cuando se comparan los datos nacionales con otros internacionales.