En el2024, 472 costarricenses murieron antes de cumplir su primer año de vida, 17 más que en el 2023. A esto se le conoce como mortalidad infantil, un indicador que va en aumento y llega a niveles preocupantes para estadísticos, médicos y especialistas en salud pública.
El año pasado, la tasa de mortalidad infantil (TMI) llegó a 10,3 por 1.000 nacimientos, luego de permanecer más de década y media en un dígito. La última vez que tuvo dos dígitos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), fue en el 2007, cuando se ubicó en 10,05. Además, esta es la mayor cifra desde 2002, cuando fue de 11,15.
“La tasa de mortalidad infantil es reflejo directo de la salud materna, las condiciones de vida y el acceso a servicios médicos, sobre todo durante el embarazo. Altas tasas de mortalidad señalan problemas como malnutrición, enfermedades prevenibles y falta de infraestructura sanitaria”, destacó el pediatra infectólogo Adriano Arguedas Mohs.
Este índice se obtiene al dividir la cantidad de bebés fallecidos en los primeros 12 meses de vida entre el número de nacidos vivos en dicho año. La cifra se multiplica por 1.000 y se expresa en tasas por 1.000 nacimientos.
Siete de cada 10 niños que fallecen en su primer año de vida en Costa Rica tienen menos de un mes. Esto se conoce como mortalidad neonatal. Problemas como prematuridad extrema o malformaciones congénitas impiden la supervivencia más allá del primer mes.
Aunque las muertes se incrementaron tanto en el primer mes de vida como entre los dos y los 12 meses, las neonatales aumentaron ligeramente más.
“La mortalidad infantil es multifactorial, no tiene que ver exclusivamente con factores biológicos ni con factores exclusivos del sistema de salud”, explicó el neonatólogo Jaime Lazo Behm.
Para la pediatra infectóloga y exministra de Salud María Luisa Ávila Agüero, un aumento en la mortalidad infantil también lleva a revisar si hay menores muriendo por causas evitables y que pudieron prevenirse con mejores controles prenatales o mejor acceso a la salud.
El alza en la TMI también va de la mano con otro fenómeno: cada vez hay menos nacimientos. Así, acotó Arguedas, cada muerte tiene un impacto proporcionalmente mayor en la tasa, lo que puede dar la impresión de un aumento más significativo.
No obstante, en el caso de Costa Rica, el aumento sí es señal de preocupación. Olga Araya Umaña, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del INEC, detalló que en el 2024 hubo menos nacimientos que en el 2023 (8,72% menos), pero también hubo más decesos (3,74% más).
“Es una muerte más por cada 1.000 nacimientos de un año a otro (...). No solo hubo una disminución en los nacimientos: también un aumento en las muertes”, resumió Araya.
A esto se le une otra circunstancia: la mortalidad materna, esa que se da en las mujeres durante el embarazo, parto o posparto, también aumentó. En los primeros seis meses de 2024 fallecieron ocho mujeres, el doble de quienes lo hicieron durante todo 2023.
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¿Dónde está la mortalidad infantil?
El comportamiento varía según provincia. En el 2024, hubo dos provincias por debajo del promedio nacional: Heredia y Alajuela.
Guanacaste, por su parte, registró la mayor TMI; incluso, supera los 12 decesos por 1.000 nacimientos, el umbral de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para considerarse como problema de salud pública.
Sin embargo, para Araya, esto no es decisivo; los números entre provincias son muy variables entre un año y otro. Guanacaste fue la provincia con mayor TMI en el 2024, pero tuvo la menor en el 2023.
En este caso, señaló la estadística, cuando hay menos nacimientos, un solo fallecimiento o dos en un lugar pueden hacer la diferencia.
No obstante, es importante seguir estudiando el fenómeno por provincia y por cantón, para determinar si hay barreras geográficas que influyan en el acceso a la salud.
“No es lo mismo nacer en el Hospital México que en una clínica periférica, especialmente cuando hay complicaciones. En controles prenatales, no es lo mismo quien vive cerca del centro de salud que quien está en una zona indígena alejada”, ejemplificó Araya.
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¿Qué factores influyen en el aumento de la mortalidad infantil?

El fenómeno de la mortalidad infantil está compuesto de múltiples factores, no solo está relacionado con las condiciones o enfermedades congénitas.
“La verdad es que no se ha hecho un análisis. Entonces, cualquier causa que nosotros identifiquemos o podamos hablar como que haya producido este aumento es mera especulación. Por eso es tan importante que las autoridades del Ministerio de Salud hagan un análisis riguroso, para identificar cuáles son las posibles causas”, destacó Jaime Lazo.
Las condiciones sociales son importantes. Ávila citó el ejemplo de mujeres migrantes o sin seguro que desconocen que la atención del embarazo es gratuita. Este desconocimiento hace que no acudan al control prenatal, en el que no solo se vela por el buen desarrollo del feto, sino que también se vigilan condiciones que pudieran derivar en un parto prematuro, y se busca evitarlo.
Para Arguedas, hay tres variables que deben tomarse en cuenta:
Problemas en el sistema de salud. Una TMI más alta podría señalar deficiencias en la atención prenatal, vacunación o tratamiento de enfermedades infantiles. “Todo esto, asociado al gran problema con las listas de espera”, señaló.
Impacto de crisis económicas o sociales. Factores como la pobreza, desigualdad o desastres naturales pueden aumentar los fallecimientos.
Desafíos en políticas públicas. Las estrategias implementadas podrían no ser efectivas o se necesitaría una mayor inversión en salud y educación. “El gobierno actual ha dejado a la deriva todo lo que se refiere al sector salud”, afirmó Arguedas.
La médica especialista en salud pública Ingrid Gómez Duarte manifestó que debe recordarse también que la pandemia dejó a muchas personas con sus recursos económicos y sociales minados y no todas han logrado restablecerse, especialmente en los sectores más vulnerables.
La Nación solicitó una entrevista con el Ministerio de Salud. Se está a la espera de que definan fecha y hora.
¿Qué puede hacerse para regresar la mortalidad infantil a un dígito?
La TMI nunca podrá ser cero. Gómez explicó que siempre habrá niños que, por condiciones muy específicas de su salud, prematuridad o malformaciones, fallecerán antes de su primer año.
No obstante, hay medidas que pueden tomarse para que más bebés superen esta barrera de forma saludable.
Según Ávila, es necesario hacer “minería de datos” y estudiar cada muerte individualmente para saber qué pasó con cada una: las causas, el manejo y qué pudo hacerse para evitarla. Solo así podrán dirigirse mejor las políticas públicas.
Para Arguedas, el enfoque debe darse en varios ejes:
- Prevención del embarazo en la adolescencia.
- Buenos controles prenatales.
- Hacer lo posible para evitar partos prematuros.
- Partos atendidos por personas entrenadas.
- Adecuada atención del recién nacido.
- Adecuada aplicación de todas las vacunas.
“Costa Rica debe hacer un esfuerzo importante para bajar la mortalidad infantil a cifras de un solo dígito. Esto es posible si los gobiernos de turno le dan la importancia que merece el sector salud”, afirmó Arguedas.
Sin embargo, Lazo hizo una advertencia: “No se trata de reducir un número nada más por reducirlo. Debe haber un análisis para identificar las muertes evitables o potencialmente evitables. Si hay muertes relacionadas con la pobreza, con el acceso a los servicios de salud, con la falta de educación de las familias, son signos de alarma.
“Si son malformaciones congénitas o afecciones muy graves, ¿cuánto queremos prolongar la vida dependiente de máquinas? ¿En qué momento será ensañamiento terapéutico que haga sufrir a los bebés solo por bajar un número?”.