El Ministerio de Educación Pública (MEP) anunció cambios en los programas de religión que se impartirán en escuelas y colegios para este curso lectivo.
En la conferencia de prensa en Casa Presidencial, previa al Consejo de Gobierno, las autoridades anunciaron que el nuevo programa cuenta con el respaldo de representantes de los diferentes credos religiosos, entre estos la Iglesia católica, la Federación de Alianza Evangélica, la comunidad musulmana y la judía, así como la Asociación budista, Fe Bahaí, entre otros grupos.
Aunque de todos ellos hubo un representante, el presidente Rodrigo Chaves recriminó que ninguno de los obispos católicos se hicieran presentes, sino que enviaran a un sacerdote que habló en su nombre.
Según indicaron, con el cambio en el programa los estudiantes desarrollarán “competencias y habilidades en respeto a la dignidad humana, la vida familiar, el sentido trascendente del trabajo, la relación entre las distintas expresiones de fe con las culturas, el diálogo entre religiones y convicciones”.
La jerarca de Educación, Anna Katharina Müller, aseguró que la modificación, busca lograr una cultura de paz y la formación de valores compartidos por todas las religiones y creencias.
“Este nuevo programa, no impone religiones y no olvida nuestra identidad como país creyente en el que se respeta a los que no creen, es una gran oportunidad para que las familias incentiven la participación de sus hijos en lugar de estar mandando cartas para que no vayan, porque lo veían era un adoctrinamiento, ahora deben mandar a sus hijos para que desarrollen valores y virtudes”, dijo la jerarca.
El anuncio se dio en medio de las críticas por parte del presidente y la jerarca al Programa de Afectividad y Sexualidad, el cual fue eliminado por el Consejo Superior de Educación (CSE) por impulso de Müller. Según dijeron, la intención es sacar “la perversión” de las aulas.
Según informó el MEP, el nuevo programa ya fue aprobado por el Consejo.
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Desde el 2012, la Sala Constitucional ordenó que las clases de religión que se imparten en escuelas y colegios, no fueran exclusivas de la fe católica. Además, se dispuso que el curso ofreciera contenidos ecuménicos, es decir, apegados a valores y no centrados en alguna creencia.