Cuando se recibe la noticia de un embarazo, los futuros padres buscan que el bebé se desarrolle lo mejor posible. En medio de los múltiples consejos que pueden recibir está el de escuchar música o incluso poner los audífonos sobre el vientre, especialmente cuando la banda sonora corresponde a música clásica.
¿Pero cuán cierto es esto? Con esta pregunta en mente, un grupo internacional de científicos, del que forma parte el psicólogo costarricense Eric Abarca Castro, se dio a la tarea de averiguarlo.
Las conclusiones: esta música sí regula los latidos del corazón y produce relajación, pero se requieren ciertas condiciones para que así se dé, es decir, no puede aplicarse a “diestra y siniestra”.
“Sí hay un estímulo, con 20 minutos de estímulos ya vimos resultados importantes”, manifestó Abarca, quien es profesor e investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, en México.
De la investigación participaron profesionales en Ginecoobstetricia, Cardiología, Endocrinología, Ingeniería Biomédica, Psicología Clínica, Psicología biomédica, Matemáticas e Ingeniería en Sistemas de Computación. Los resultados de estas pesquisas fueron publicados en la revista Chaos.
¿Por qué estudiar la música desde el vientre materno?
Javier Reyes Lagos, ingeniero biomédico de la Universidad Autónoma del Estado de México y quien también participó en el estudio, dijo a La Nación que nunca se había estudiado el tema en los bebés en el vientre.
Los investigadores se concentraron principalmente en los latidos del corazón y su ritmo. Se analizaron dos tipos principales: el ritmo cardiaco, que es el promedio de latidos por segundo y la variabilidad del ritmo, que es el espacio de tiempo entre un latido y otro.
El estudio señala que estas medidas pueden dar pistas sobre la maduración de sistema nervioso autónomo; una mayor variabilidad es indicador de un desarrollo saludable.
“Queríamos saber qué sucedía con los latidos del corazón, una característica trascendental durante la gestación”, comentó.
Abarca añadió que la música es un estímulo, lo vemos a diario en nuestra vida adulta. Entonces, la hipótesis era que cierto tipo de música podría tener un impacto sobre la forma en la que se desarrolla en el bebé.
¿Cómo se estudiaron los estímulos de la música en los fetos?
Los investigadores tomaron en cuenta solo mujeres con un embarazo saludable que no fuera de alto riesgo. Ellas estaban en su tercer trimestre de embarazo, cuando el bebé ya está más formado y maduro. No se tomaron en cuenta embarazos múltiples.
Se les reclutaba cuando asistían a consulta prenatal en un hospital mexicano y se les preguntaba si querían participar. Se logró una muestra de cien mujeres, pero al final solo de 37 se obtuvieron resultados que podían analizarse. Abarca dijo que, por el tipo de estudio, más de carácter cualitativo, esta cantidad de bebés es una muestra robusta.
A cada mujer se le colocaron cinco sensores con electrodos en su vientre, todos estaban ligados a un monitor. Los electrodos captaban a las variaciones de las pulsaciones y la actividad eléctrica del corazón del bebé. También se colocaron unos audífonos.

“Queríamos estudiar las variaciones en el ritmo cardiaco a partir de nuevas formas de análisis matemático. Explorar los cambios en el corazón del bebé con base en modelos matemáticos más avanzados”, indicó Reyes.
Una vez con los aparatos colocados, se hicieron cuatro fases de cinco minutos cada una, para un total de 20 minutos:
- Silencio
- Obra El Cisne, del compositor francés Camille Saint-Saëns (1835-1921)
- Obra Arpa de Oro, del compositor mexicano Abundio Martínez (1875-1914)
- Silencio
“Mientras se hacía este proceso de estimulación se veía en tiempo real estos cambios en los latidos del corazón”, señaló Reyes.
La estimulación, aclaró Abarca, no era cualquiera. No solo era una duración determinada de tiempo, también requería un volumen similar a la voz humana. Se reguló para que estuviera a 60 decibeles en promedio.
“A mucho volumen, más bien podríamos causar alteraciones en el feto, asustarlo, estresarlo. Si nosotros estamos tranquilos y alguien nos grita cuando no lo esperamos nos vamos a asustar, en ellos con más razón”, expresó Reyes.
¿Por qué se escogieron estas canciones? Abarca manifestó que ambas piezas son tranquilas, relajantes.
“El Cisne se ha utilizado para relajar a personas que han tenido problemas cardiovasculares. Arpa de Oro no se había utilizado, pero cumplía todos los requerimientos en estructura y ritmo“, apuntó el costarricense.
Los resultados: ¿qué hace la música por los bebés?
Luego de tener los resultados en tiempo real vino una etapa de análisis.
“Descubrimos que, en términos generales, la exposición a música resultaba en pulsaciones cardiacas más estables y predictivas. Creemos que este efecto puede estimular el desarrollo del sistema nervioso autónomo,” afirmó Claudia Lerma, investigadora de la Universidad Anahuac de México.
Cuando se analizó la diferencia entre una obra y otra, a los científicos les llamó la atención que el efecto de la melodía mexicana fuera mayor.
“Los patrones del ritmo cardiaco se estabilizaban más en la segunda pieza. Parecen repetirse, se vuelven más predecibles. También, cuando se detuvo la música, aumentó la variabilidad del ritmo cardiaco. Esto podría indicar mayor bienestar, probablemente hubo mayores movimientos fetales después de la estimulación musical y esto es bueno”, expuso Reyes.
Esta publicación, precisó Abarca, es uno “primer pasito” que les abre “un gran abanico de posibilidades” para generar otro tipo de investigaciones relacionadas.
Dentro de los proyectos a futuro están ver qué sucede si estas estimulaciones se hacen dos o tres veces por semana, o ver qué pasa si la estimulación se hace en el segundo trimestre o si se hace con otros géneros musicales.
También quieren explorar la musicoterapia en el desarrollo neurológico de niños a corto, mediano y largo plazo.

¿Qué hacer si quiero ponerle música a mi hijo durante el embarazo?
Los investigadores son cautos al decir que esta investigación todavía es preliminar. No obstante, sí se evidenció que hay estímulos positivos.
“Falta más investigación para ver el impacto, especialmente ya cuando nace el bebé, pero por lo que hemos visto sí hay un estímulo y una respuesta positiva”, aseguró Reyes.
Eso sí, debe hacerse de forma regulada para que no sea contraproducente.
“Si una madre quiere hacerlo debe tener en consideración el volumen y el tipo de música. Tampoco debemos excedernos con el tiempo. Con esos diez minutos puede ser suficiente para un día. Hay que ser cautelosos”, concluyó Abarca.