Hace año y medio, a sus 56 años, Henry Sánchez sufrió una falla en su corazón de manera repentina. Esta, según contó, escaló rápidamente y desembocó en insuficiencia cardiaca terminal. Su corazón carecía de la fuerza para latir y bombear sangre. No respondía a ningún tratamiento médico.
“Todo fue de repente. Yo toda la vida había sido muy sano, en cuanto a deporte y comidas. Pero de repente me dio un infarto bastante fuerte. Creo que viene por herencia familiar. Sucedió y de emergencia al hospital. Me dijeron que la destrucción fue bastante fuerte”, comentó la mañana de este lunes.
Los síntomas, como agotamiento o dificultad respiratoria, los tenía incluso en reposo o haciendo actividades muy ligeras, como amarrarse los zapatos.
Por las características de su enfermedad y su forma de evolución, un trasplante de corazón, aunque hubiera órganos compatibles disponibles, tampoco era una opción. “El tenía la presión pulmonar muy elevada, y eso no lo hacía candidato a trasplante. Un nuevo corazón no podría vencer la presión del pulmón de forma adecuada. Buscamos entonces la forma de conseguir ayuda y tener una opción”, explicó el cirujano de tórax Luis Carlos Montero Salas.
Mientras llegaba la solución, Sánchez ingresó y salió del Hospital Calderón Guardia en varias ocasiones.
Un “corazón mecánico” le permite a este vecino de Coronado seguir con vida. Fue colocado en el Hospital Calderón Guardia en agosto del año pasado. Para ello, los cirujanos de ese centro médico contaron con el apoyo de un especialista de Estados Unidos.
Se trata de una centrífuga que distribuye la sangre, pero que requiere de un mecanismo de control y baterías que “viven” en diferentes bolsos, que Sánchez lleva consigo cada vez que sale de casa.
“Yo digo que tengo dos fechas de nacimiento. El 16 de marzo de 1967 y el 16 de agosto de 2024. Estoy muy agradecido, muy feliz. Antes no podía ni levantarme de la cama. Sentía como si estuviera a punto de desmayarme, pero continuamente. Ya el corazón no tenía fuerza. Ahora subo y bajo escaleras y hago todo lo que hacía antes de sentirme mal”, destacó Sánchez.
El problema
El corazón de este coronadeño no tenía fuerza para latir normalmente y fungir como la bomba que debe irrigar al resto del cuerpo. Este problema fue detectado en la Clínica de Falla Cardiaca del Calderón Guardia.
“Al momento en el que se hace el diagnóstico de insuficiencia cardiaca terminal, el 50% de los pacientes enfrenta una probabilidad de fallecer en seis meses. Debemos buscar qué ofrecerle para que no caiga en ese 50%”, señaló Jorge Ramírez Arce, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Quirúrgicos.
Un corazón así de débil no puede llevar sangre al organismo y esto expone a los órganos a fallar y dejar de cumplir con su trabajo.
El nuevo corazón

El dispositivo se llama Heartmate III, y aunque cumple funciones de una bomba, no tiene los movimientos de contracción que el corazón hace al latir, en su lugar, el dispositivo funciona como una centrífuga que permite que la sangre circule y se distribuya al resto del cuerpo.
De esta forma, ayuda al corazón a circular la sangre cuando el paciente no logra hacerlo de forma eficaz.
Esta centrífuga está conectada a una prótesis de dacrón que se coloca en la aorta, la arteria principal.
“Extrae la sangre del corazón, gira y dispara o lleva la sangre, por ese mecanismo ascendente, hasta la aorta ascendente para que la distribuya al cuerpo. Cambiamos el movimiento del corazón por una acción directa en la circulación de la sangre”, destacó Montero.
Un cable conecta a esta centrífuga con un centro de control en el abdomen del paciente. Su función es monitorear el funcionamiento del corazón mecánico. Esta parte del dispositivo está por fuera de la piel.
El corazón artificial funciona con baterías que deben cargarse. Cada una puede durar de 15 a 17 horas. Si la batería llegara a fallar o a descargarse, un pitido anuncia cerca de hora y media antes de agotarse, para dar suficiente tiempo de un cambio de baterías.
Mientras duerme, Sánchez permanece conectado a un tomacorriente.
“Cualquier persona que tiene un celular sabe que lo tiene que cargar constantemente. Conmigo es lo mismo, yo tengo que cargar mi corazón y lo paso cargando mientras duermo también”, ejemplificó.
Una de las curiosidades, señaló Sánchez, es que sus latidos del corazón ya no suenan como antes, ahora se asemejan más a una “música electrónica”. Además, no tiene pulso, dado que la distribución de la sangre por el organismo es diferente.
En recuperación

Montero explicó que este dispositivo puede colocarse de forma transitoria, mientras llega un trasplante o, como en este caso, como un tratamiento definitivo.
Antes de la cirugía se le tuvieron que hacer evaluaciones del funcionamiento del corazón y de otros órganos.
El procedimiento duró seis horas. En las que se anestesió al paciente, y se le colocó el aparato parcialmente dentro del corazón y en la cavidad torácica.
Posteriormente pasó dos meses en cuidados intensivos antes de regresar a casa.
Los cuidados para el paciente son, además de una alimentación sana y tener siempre el dispositivo cargado, evitar mojar el control (de hecho, tiene un bolso impermeable para el momento del baño) y no realizar deportes de contacto. Además, por el tipo de cirugía, es anticoagulado, por lo que debe tener cuidado al realizar algunas acciones básicas, como cortarse las uñas o cuidar eventuales heridas por un golpe o caída.
Esta es la segunda vez que se coloca este tipo de dispositivo en Centroamérica. La primera vez también fue en el Calderón Guardia, en un vecino de Goicoechea que lo utilizó de forma transitoria.