El pasito hecho de luces, los renos y campanas dan la sensación de estar dentro de un sueño navideño, en lo que se convierte en esta época la casa de Juan Carlos Guzmán Brenes y su familia, ubicada en el barrio San Antonio en El Tejar de El Guarco, en Cartago. La vivienda se roba las miradas tanto de locales como de visitantes.
Decorar con luces y figuras luminosas todo el frente de la casa y su jardín cumplió el deseo de Angélica, la hija mayor de Juan Carlos. Hace 23 años, cuando apenas tenía tres, ella quería ver toda su casa brillando. Con la llegada de Patricio, el hijo menor, la tradición continuó y hoy la vivienda es un ícono de la comunidad.
“La temática de este año se basa en una combinación, la parte cristiana con siluetas que representan el nacimiento del Niño Jesús y los Reyes Magos que están en el jardín. Además, en el techo tenemos figuras pintorescas típicas de la Navidad, tales como el trineo con los renos de Santa, un precioso abeto y las famosas campanas”, contó Guzmán.
La decoración es tan emblemática que en tiempos de pandemia, cuando la familia decidió no ponerla por el dolor que vivía el mundo, los vecinos les solicitaron que lo hicieran por la alegría que transmite.
La tradición, la novedad y adornos extranjeros
Cada año, la familia utiliza luces y figuras que han ido guardando a lo largo del tiempo, pero siempre hay alguna novedad. Por supuesto, implica gastos tanto en nuevas luces y figuras, como en el pago del recibo eléctrico.
“Tiene su costo económico, pero con todo gusto lo hacemos. Cada año, instalamos luces nuevas y, en San José y Cartago, recorremos algunas de las tiendas que importan luces. Si hay algo nuevo, lo compramos. Algunas cosas sí las traemos del exterior, como la caja de música y el control de luces”, explicó Juan Carlos, quien se encarga de coordinar la decoración.
El encendido y apagado de las luces led es automático y el aumento en el recibo de la luz al mes es de unos ¢5.000.
Dentro de la casa, es su esposa, Lorena Brenes Rodríguez, quien asume la decoración del arbolito y el portal, si bien hay mucha dedicación en el montaje navideño, la familia reconoce que lo más vistoso es lo que se ve afuera.
Trabajo de semanas
Decorar la casa toma unas seis semanas, por ello es que apenas pasan las fiestas patrias del 15 de setiembre, la familia empieza con el montaje poco a poco. El 1.° de noviembre se enciende oficialmente la obra navideña que adorna el jardín.
El 7 de enero, “tras la llegada de los Reyes Magos”, la casa no se ilumina más y empiezan a desmontar todo. A cada miembro de la familia le corresponde retirar y guardar una parte de la decoración.
Juan Carlos cuenta que adornan de esta manera con amor para regalarle ilusión a los niños de la comunidad, quienes pasan y exclaman lo mucho que les gusta todo.
“En ocasiones, estamos sentados en la sala de la casa y escuchamos no solo a los niños, sino también a las personas adultas mayores. Algunas veces, hemos abierto el portón, ponemos una banca decorada y las personas entran y se toman una fotografía”, narró.
A lo largo de todos estos años, sola han tenido una mala experiencia cuando descubrieron que un arbolito que compraron para la decoración había desaparecido.