A partir del 11 de febrero, la vacuna contra la fiebre amarilla será obligatoria para viajar a 43 países de Suramérica y África. La medida causó escasez de dosis en el mercado privado y obligó al Ministerio de Salud a comprar vacunas y hacer dos “vacunatones”, en los que se inyectaron más de 9.000 dosis.
La vacuna contra la fiebre amarilla lleva décadas administrándose en hospitales y farmacias privadas pues ya era requisito para viajar a varios países.
“Se utiliza hace más de 60 años para la inmunización de niños y adultos”, detalló la Organización Panamericana de la Salud (OPS). De hecho, en algunos países donde la enfermedad es prevalente, los sistemas de vacunación la inyectan a los 12 meses de vida.
El Ministerio de Salud agregó en un documento: “a los 10 días de la administración de la vacuna, cuando el certificado se considera válido, se estima un nivel de protección del 95%”.
Sin embargo, pocos conocen cómo funciona este fármaco. Para explicar cómo es la vacuna y cómo genera protección, La Nación conversó con Larry Ramírez Chavarría, vocero del Colegio de Farmacéuticos.
¿Cómo es la vacuna contra la fiebre amarilla?
La vacuna se llama Stamaril y es de la casa farmacéutica Sanofi Pasteur. Solo protege contra esta enfermedad, no hay “protección cruzada” contra otras.
Este biológico es de virus atenuados, una tecnología que se utiliza contra sarampión, varicela y la que se usó contra la viruela.
“Son las que más generan inmunidad. Son vacunas atenuadas porque utilizan el virus vivo atenuado por sustancias químicas que hacen que la parte más virulenta del virus, la que causa más enfermedad y síntomas más graves, no se inyecte”, explicó Ramírez.
Los eventos adversos más comunes posterior a la aplicación de la vacuna contra la fiebre amarilla son dolor en el sitio de la inyección, malestar de cuerpo y de cabeza, fiebre baja y debilidad.
Según el prospecto del producto, el 1% de las personas podría tener dolor de estómago y mareos, y una de cada 1.000 podría tener rinitis o diarrea.
Eventos más raros en menos de una de cada 10.000 personas son confusión, somnolencia excesiva, cambios en el comportamiento, síndrome de Guillain-Barré (en donde el sistema inmunitario afecta al sistema nervioso) y dificultad respiratoria.
Estos efectos son más comunes en personas en las que se contraindica la vacuna. Por ejemplo, quienes tienen alergia al huevo, problemas inmunitarios o adultos mayores.
Se inyectan 0,5 mL del biológico en el brazo a mayores de nueve meses.
En un inicio, se requería un refuerzo cada diez años. No obstante, investigaciones posteriores mostraron que los anticuerpos se mantenían por al menos 35 años y no era necesario un refuerzo.
“Con una vez en la vida basta, como la vacuna contra la varicela. Los anticuerpos no vencen”, ejemplificó el entrevistado.
No obstante, quienes perdieron su certificado de vacunación sí deben volverse a vacunar.
“Ellos no verían afectación en su salud. Probablemente tengan más altos los títulos de anticuerpos y presenten los mismos malestares leves de la vez pasada, pero es una vacuna segura. Cinco o diez años después puede ponerse sin menor problema”, dijo el farmacéutico.
Ramírez subrayó que la vacuna contra la fiebre amarilla no tiene nada que ver con la tecnología usada en las vacunas contra covid-19 que se ponen en Costa Rica, en las cuales utilizan la tecnología de ARN mensajero.
El fármaco que Salud usó en los “vacunatones” tiene las mismas características que la usada en los servicios privados. La única diferencia, precisó Ramírez, es que Salud utiliza una vacuna con viales multidosis, en las que cada frasco tiene 10 dosis. Estas son más frecuentes en vacunaciones masivas.
En el mercado privado, la composición es diferente: un polvo al que se le añade un disolvente y se administra a una sola persona.
“Lo que trae la vacuna es lo mismo, eso no cambia”, afirmó Ramírez.
¿Qué pasa cuando un vacunado se expone al virus?
A diferencia de las vacunas contra un virus que muta más (influenza, covid-19), el patógeno de la fiebre amarilla es más estable y por sus características la vacuna evitaría la infección.
La respuesta inmunitaria tiene dos mecanismos. El primero, es el general a cualquier patógeno. Luego, está el específico, con los anticuerpos contra esta enfermedad. Si un vacunado se expone a este virus, sus defensas lo reconocerán y neutralizarán su ingreso al cuerpo.
“Siempre hay casos extremos en los que no se generan anticuerpos a largo plazo, pero son una minoría”, aseguró.
Si se pierde la cadena de frío o hay errores en la administración, la eficacia podría bajar, pero Costa Rica es muy rigurosa para evitar esta situación, aclaró el vocero.
¿Quiénes no pueden vacunarse?
Como sucede con casi todos los medicamentos, hay personas que no pueden inocularse contra la fiebre amarilla. Esto se debe principalmente a su tecnología de virus vivos atenuados.
El grupo más grande que no puede recibir ninguna vacuna de este tipo está compuesto por quienes tienen problemas inmunitarios. Esto es así porque su sistema de defensas es más débil y los problemas de eventos adversos podrían ser mayores.
Sin embargo, estas mismas personas podrían enfermar más gravemente en caso de infección. Por ello, es necesario que todo su círculo cercano esté vacunado y hacer una valoración médica para ver si puede recibir la vacuna.
“Alguien con VIH pero con niveles de linfocitos (células de defensa) muy altos, en conversación con su médico podría recibirla. Pero si están por debajo, es mejor no utilizarla porque podría causar síntomas similares a los de la enfermedad y provocarle más problemas”, expresó Ramírez.
También están las personas con alergia severa al huevo. ¿Por qué? Ramírez explicó que esto se relaciona con el proceso de producción del fármaco. En algún momento de su proceso, este biológico es cultivado en proteína de huevo y quedan trazas en el producto final.
“La atenuación se realiza mediante múltiples pases en huevo embrionado de pollo”, cita un documento del Ministerio de Salud.
Entonces, quienes tienen alergia grave al huevo (al punto de llegar a shock anafiláctico) no pueden recibirlo.
“Quienes comen repostería o ‘queques’ y no tienen alergia pueden vacunarse sin problema, las trazas son mínimas. Es para quienes tienen alergias severas”, destacó.
Hay condiciones más relativas y que el médico debe valorar según la epicrisis, como los mayores de 60 años, las embarazadas o en periodo de lactancia, quienes son hipersensibles a la gelatina o tengan historia familiar de eventos adversos asociados a la vacunación contra la fiebre amarilla.
Así es la fiebre amarilla
Es una enfermedad causada por el virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue, zika y chikungunya.
“El Aedes que está en Brasil o Colombia o los otros países para los que se pide la vacuna es el mismo Aedes que está aquí. La única diferencia es que en esos países el Aedes sí tiene el virus de la fiebre amarilla y el de aquí no”, sintetizó Ramírez.
El tiempo de incubación de este mal es de tres a seis días. Muchas personas no experimentan síntomas, pero la mayoría sí lo hace. Las manifestaciones más comunes son:
- Fiebre
- Dolores musculares
- Dolores de cabeza
- Pérdida del apetito
- Náuseas y vómitos
No hay un tratamiento específico; se tratan los síntomas que cada paciente presenta.
“Usted ya por tenerla, no hay un medicamento que se pueda usar. Es solo contención, cuidar a la persona. Si se complica, internarla. La vacunación es la mayor barrera de contención”, aseveró Ramírez.
En la mayor parte de los enfermos, los síntomas desaparecen en tres o cuatro días. Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes entra en una segunda fase, más tóxica, después de uno o dos días sin síntomas. Esta fase se caracteriza por:
- Fiebre elevada.
- Afectación de hígado y riñón.
- Ictericia (color amarillento en piel y ojos, de hecho, esto le dio el nombre a la enfermedad).
- Orina de color oscuro.
- Dolor abdominal.
- Vómito.
- Sangrado por la boca.
“Se llama amarilla porque al generar problemas hepáticos se sube la bilirrubina y la persona se pone amarilla”, especificó el farmacéutico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la mitad de los pacientes que entra en la fase tóxica muere en un plazo de siete a diez días.
Pueden darse fallas renales que obliguen a la persona a estar en diálisis; incluso, a recibir un trasplante de riñón.
¿Por qué es necesaria la vacuna?
Costa Rica reportó su último caso en 1956, hace casi 70 años. La última vez que hubo un caso sospechoso y se descartó fue hace más de ocho años, en febrero de 2016.
Sin embargo, se unen dos factores que aumentan el riesgo de reintroducción de la enfermedad al país y tener casos.
El primero, es que en Costa Rica está el mosquito Aedes aegypti, transmisor de la enfermedad. Si algún viajero llega con la enfermedad y lo pica un mosquito, este insecto se haría portador del virus y transmitiría el patógeno de por vida a quienes pique.
“Este es un país muy lluvioso y tenemos criaderos de Aedes aegypti por todo lado. Un Aedes con fiebre amarilla aquí sería algo bien complicado. Tendríamos prácticamente que vacunarnos todos. Si no, sería un desastre", dijo el farmacéutico.
El segundo factor son los brotes en países donde los costarricenses viajan comúnmente, como Colombia, Brasil y Perú. La fiebre amarilla sumó 50 casos y 24 fallecimientos en América en las primeras 44 semanas de 2024, que finalizaron el 2 de noviembre. Esto representa una letalidad (porcentaje de infectados que ha fallecido) del 48%.
En Colombia, uno de los países con más viajeros costarricenses, se reportaban 17 casos y nueve decesos. La muerte no es la única consecuencia desagradable.
“Lo que queremos es evitar el ingreso. Es una enfermedad bastante complicada. Muchas personas pueden tener síntomas leves pero, si se complica, tiene una alta mortalidad”, concluyó Ramírez.