El año comenzó con una petición de las autoridades de salud de Estados Unidos al Congreso: colocar etiquetas en las bebidas alcohólicas para advertir que el alcohol aumenta el riesgo de cáncer.
Hasta el momento, las advertencias que se ven en las botellas dicen, de forma general “el abuso del licor es nocivo para la salud”. Algunas muestran la figura tachada de una mujer embarazada tomando. Sin embargo, las nuevas advertencias irían más allá. No se hablaría de abuso, se hablaría del consumo general, aunque sea esporádico y los daños irían más puntuales hacia la propensión al cáncer.
Este no es el único país que tomaría esta decisión. Corea del Sur ya lo hace e Irlanda a partir de 2026 aplicará advertencias de mayores riesgos sobre enfermedades en el hígado.
Para varios especialistas, las decisiones llegan tarde. Desde 2010, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) categorizó el consumo del alcohol como cancerígeno para los humanos. Está en el grupo 1, en el que se encuentran las sustancias con evidencia convincente de que causa cáncer, el mismo grupo en el que está el fumado.
“En 2019, se hizo un estudio sobre factores de riesgo modificables para cáncer en 180 países. Ahí se vio que el alcohol es el segundo factor de riesgo prevenible, que causa más muertes por cáncer: primero está el tabaquismo, luego el alcohol y en tercer lugar la obesidad”, expuso Warner Alpízar Alpízar, especialista costarricense que tiene un doctorado en biología del cáncer.
¿Por qué el alcohol es cancerígeno? ¿Hay personas más propensas a que el licor les induzca este proceso tumoral? ¿Hay algún nivel de consumo “seguro” para evitar o minimizar el riesgo? La Nación explica estas preguntas de la mano de los documentos de la IARC, de las autoridades de salud de Estados Unidos y de Alpízar.
¿Qué es el cáncer y qué tipos son susceptibles al alcohol?
La palabra “cáncer” engloba más de 200 enfermedades. Y constituye la segunda causa de muerte en Costa Rica.
El cáncer se desarrolla por la acumulación de daños en nuestro material genético. Ese material está construido en cada célula por más de tres mil millones de piezas químicas llamadas nucleótidos. Un cambio o mutación en una sola de estas piezas puede ser suficiente para que una célula normal comience a crecer sin parar y con esto multiplicarse y desarrollar un tumor.
En el caso que nos atañe, las personas que toman alcohol tienen un riesgo aumentado de desarrollar cáncer en siete sitios: boca, faringe (garganta), laringe, esófago, mama (en mujeres), hígado, colon y recto.
Impacto en el cuerpo humano
El consumo de bebidas alcohólicas está ligado a tumores en diferentes órganos
FUENTE: Institutos Nacionales de Salud EE. UU. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Además, según la IARC, la ingesta de licor podría asociarse con cáncer en estómago, pulmones, páncreas y próstata. Sin embargo, en estos casos todavía falta evidencia o debe ser reevaluada.
En el 2021, la revista The Lancet publicó un estudio en el que atribuía al alcohol 741.300 muertes en el mundo en 2020.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es el causante del 6% de los tumores en hombres y se le pueden atribuir el 7% de las muertes masculinas por cáncer. En las mujeres, las bebidas alcohólicas estarían asociadas al 2% de los casos y el 2% de las muertes por esta enfermedad.
Casos de cáncer atribuibles a alcohol en el mundo
Aunque no existe un nivel seguro de consumo de alcohol, entre más se tome, mayor riesgo de cáncer hay
FUENTE: Institutos Nacionales de Salud EE. UU. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
“El riesgo de cáncer es menor a menores niveles de consumo, pero muchas personas que toman menos de dos tragos por ocasión lo hacen todos los días, y esto lo iguala con el consumo elevado”, cita un documento de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
¿Cómo actúa el alcohol para subir el riesgo de cáncer?
La ciencia explica cuatro mecanismos principales por los cuales el consumo de licor aumenta las probabilidades de tumores, dos están relacionados con el metabolismo del alcohol.
El primero es que, al consumir alcohol, las células deben metabolizarlo para luego excretarlo. Y en el paso de convertir al alcohol en algo que pueda excretarse se genera una molécula llamada acetaldehído. Esta sustancia aumenta los procesos de mutación y con esto daña el ADN.
En este sentido, los órganos que metabolizan el alcohol son los más proclives a desarrollar tumores, de ahí que el hígado es uno de los más vulnerables.
La segunda razón es que durante el metabolismo del alcohol se desarrollan los llamados radicales libres, moléculas que también provocan mutaciones, y lideran un proceso llamado estrés oxidativo. Eso también daña proteínas, membranas y células.
“Si las membranas y proteínas celulares tienen problemas en su funcionamiento rutinario puede impulsar un proceso maligno”, destacó el biólogo.
Un tercer mecanismo es que aumenta los niveles de estrógeno y desregula los niveles hormonales en las mujeres. En este caso, aceleraría la progresión de un cáncer de seno incipiente.
Finalmente, en los fumadores, el alcohol puede disolver algunos componentes del humo del cigarrillo y llevarlos a otros órganos y tejidos. Moléculas cancerígenas “viajan” gracias a las bebidas alcohólicas y afectan otros tejidos que tal vez no hubieran afectado si no se hubiera ingerido licor.
Las cuatro formas como el alcohol provoca cáncer
El licor no solo tiene una forma de actuar para dañar la salud y aumentar el riesgo de desarrollo de cáncer, estas son las cuatro principales
FUENTE: Institutos Nacionales de Salud EE. UU. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Esas cuatro son las razones principales, pero Alpízar agregó otras dos posibles. Por un lado, el alcohol puede bloquear la absorción de vitaminas que protegen contra los radicales libres.
Por otro lado, si se consume mucho alcohol, por su contenido, se podría aumentar de peso, y el sobrepeso y obesidad son factores de riesgo para 13 tipos de cáncer.
¿Hay personas más propensas a desarrollar cáncer cuando toman?
Las probabilidades son diferentes para cada uno; el alcohol entra a jugar con otros factores: alimentación, ejercicio, si se fuma o no, si por trabajo se expone a otros cancerígenos...
No obstante, nuestras diferencias genéticas pueden hacernos más propensos (o no) a desarrollar cáncer por la ingesta de licor.
Alpízar explicó que para metabolizar el alcohol se necesitan enzimas (proteínas). Las enzimas catalizan reacciones químicas en nuestro cuerpo.
“Para pasar de alcohol a acetaldehído, yo necesito una enzima llamada alcohol deshidrogenasa. El acetaldehído después se convierte en una molécula llamada acetil-coa. Y el acetil-coa requiere una enzima llamada aldehído deshidrogenasa”, detalló.
En otras palabras, para metabolizar el alcohol se necesitan dos enzimas. Hay personas que tienen variantes de la primera enzima que es “más entusiasta” y metaboliza mejor el alcohol al transformarlo en acetaldehído. Otras personas tienen una variante de la segunda enzima que es más “perezosa” y dura más en pasar de acetaldehído a acetil-coa.
“Si yo produzco más acetaldehído o más rápido me expone genéticamente a mayor riesgo cancerígeno. O si mi enzima que transforma en acetil-coa trabaja más lento yo voy a tener más niveles de acetaldehído y eso también me va a exponer a cáncer”, amplió Alpízar.
No obstante, no hay forma certera de saber si se tiene alguna de estas variantes genéticas, dado que no existen pruebas de tamizaje para ello.
“Eso podría explicar por qué algunas poblaciones tienen más riesgo a desarrollar cáncer por alcohol que otras”, afirmó.
¿Hay alguna cantidad segura de alcohol?
¿Hay alguna “dosis” que pueda considerarse fuera de riesgo y que las personas puedan consumir sin problema? La respuesta es no.
La IARC recordó en noviembre de 2023, que no existe un “consumo máximo saludable” que evite el riesgo.
“Por tanto, no puede establecerse un consumo seguro de licor para el cáncer“, destaca el pronunciamiento.
Esto también echa por la borda argumentos sobre beneficios de “una copa de vino al día”.
“El vino sí contiene sustancias antioxidantes, como el resveratrol, que es muy bueno, pero no solo tiene resveratrol: producto de su fermentación contiene alcohol. No necesariamente es mejor tomar vino que guaro. Uno tiene más alcohol que otro, pero al final del día alcohol es alcohol, y tiene sus efectos, sin importar de dónde provenga. En este caso el que peca y reza no empata”, dijo Alpízar.
Otra razón por la cual no hay dosis seguras es que no todas las personas son iguales y no todos los factores de riesgo son iguales. Cada individuo tiene una genética específica, una alimentación de cierta forma, un nivel de actividad física y de exposición a otros cancerígenos que aumentan o disminuyen su riesgo individual.
Esto varía de persona a persona y por eso los riesgos son diferentes.
“La ecuación que lleva a cáncer es muy compleja. No está ocasionado por una sola cosa. Pero todos tenemos nuestros riesgos particulares. Por eso no podemos decir que x cantidad está bien y por encima de eso está mal. Es muy simplista”, aclaró el científico.
Al final del día, conocer los riesgos
Dejar de consumir alcohol no llevará a cero el riesgo de cáncer. Sin embargo, es necesario que las personas conozcan a lo que se enfrentan para que maneje sus riesgos.
Las autoridades internacionales indican que el fin no radica en que se prohíba el alcohol, sino que las personas conozcan el riesgo, sean conscientes de ello y tomen sus decisiones.
“Es conocer lo que nos aumenta el riesgo de cáncer. Así como se sabe del fumado, se sabe de la obesidad, se sepa del alcohol. Y saber que también hay actividades, como la buena alimentación y el ejercicio que reducen ese riesgo”, concluyó Alpízar.