La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, expresó este jueves la negativa de la entidad a la posibilidad de que el bitcoin pase a formar parte de las reservas del banco central, después de que el Banco Central de la República Checa haya puesto sobre la mesa esta opción.
Durante su comparecencia ante los medios, después de que el Consejo de Gobierno del BCE recortara las tasas de interés en 25 puntos básicos, la francesa defendió la posición del órgano de gobierno del BCE en favor de que las reservas tienen que ser líquidas y seguras, además de que no deben verse afectadas por la sospecha de blanqueo de dinero u otras actividades delictivas.
“Estoy segura de que los bitcoins no entrarán en las reservas de ninguno de los bancos centrales del Consejo General” afirmó Lagarde, para quien su homólogo de la República Checa, Ales Michl, probablemente también está convencido de la necesidad de tener reservas líquidas, seguras y protegidas.
En una entrevista con Financial Times, el banquero central checo comentaba esta semana que quiere invertir miles de millones de euros de las reservas del país en bitcoin, lo que convertiría a la entidad en el primer banco central occidental en tener en reserva activos criptográficos.
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“Para la diversificación de nuestros activos, bitcoin parece bueno”, dijo Michl, a pesar de reconocer la “extrema volatilidad” de la criptomoneda, añadiendo que las acciones de gente como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pueden contribuir a crear una especie de burbuja.
Vientos en contra para la UE
Lagarde advirtió de los “vientos en contra” a los que debe hacer frente la eurozona, cuya economía se estancó en el cuarto trimestre de 2024 y que la francesa espera que “siga siendo débil” en el corto plazo, mientras que defendió que el proceso de desinflación está bien encaminado.
“La economía sigue afrontando vientos en contra”, admitió al comparecer ante la prensa después de que el Consejo de Gobierno de la institución haya decidido bajar en 25 puntos básicos los tipos de interés, de forma que la tasa de depósito (DFR) quedará en el 2,75%.
A pesar de la debilidad de la economía del euro al final del año, para la francesa “siguen existiendo las condiciones para una recuperación”, destacando la solidez del mercado laboral, además de señalar la expectativa de que el aumento de los ingresos reales y la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva deberían respaldar una recuperación de la demanda con el tiempo.
“Tenemos buenas razones para creer que el consumo se recuperará y seguirá apoyando este proceso de recuperación que esperamos que continúe”, afirmó Lagarde.
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En cuanto a la inflación, la presidenta del BCE subrayó que el proceso de desinflación “está bien encaminado”, añadiendo que el incremento de los salarios se está moderando, y reiteró que confía en que vuelva al objetivo de medio plazo del 2% en el transcurso de este año, aunque anticipa que la inflación fluctuará alrededor de su nivel actual en el corto plazo.
Sobre esta cuestión, Lagarde indicó que el Consejo de Gobierno votó de manera unánime a favor de la baja de tipos de 25 puntos básicos, añadiendo que no se discutió un recorte de medio punto porcentual, por lo que el ajuste de la restricción monetaria alcanza ya los 125 puntos básicos desde el nivel más alto de los tipos.
Asimismo, la ‘guardiana del euro’ sigue considerando prematuro poner sobre la mesa la discusión del momento en que será oportuno detener el actual ciclo de bajadas de tipos, limitándose a recordar que la institución sabe el sentido del viaje, pero “a qué ritmo, con qué secuencia, con qué magnitud” será determinado en función de los datos y el análisis del personal del BCE de cara a las próximas proyecciones que se publicará en marzo.
“Actualmente, estamos en una situación restrictiva. No estamos en un tipo de interés neutral”, subrayó la francesa, para quien este es un debate “totalmente prematuro” y advirtió, además, de que proporcionar una orientación a futuro “sería totalmente irreal”, ya que la entidad enfrenta una incertidumbre significativa y probablemente creciente en este momento.