Washington. Contaminan el paisaje y “matan ballenas”: Donald Trump acusa a los molinos eólicos de todos los males y sumió a esta industria en la tormenta desde su regreso a la Casa Blanca.
“No haremos esto del viento”, dijo Trump el lunes. Las “feas turbinas” generadoras “matan a los pájaros” y afean “los barrios” y “arruinan los bellos paisajes”, añadió. “Todas son fabricadas en China” y “si usted ama las ballenas, no quiere una”, lanzó el magnate republicano antes de firmar una serie de decretos que obstaculizan el crecimiento del sector de la energía eólica.
Entre las medidas anunciadas, se congelarán los permisos federales para instalar estas estructuras así como préstamos públicos para cualquiera de estos proyectos, sea en mar o en tierra.
El presidente de las empresas de energía renovable de Estados Unidos (ACP), Jason Grumet, condenó en un comunicado medidas que “apuntan a detener u obstaculizar el desarrollo de la energía eólica” y que “perjudican a las empresas y trabajadores estadounidenses”.
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El martes, tras los anuncios, las acciones de los grandes grupos del sector cayeron en bolsa.
“Tuvo un verdadero efecto negativo sobre el sector”, resumió Elizabeth Wilson, especialista en energía eólica marina en la Universidad de Dartmouth. “Hay promotores que se retiraron de algunos de esos proyectos porque no quieren conflictos”, añadió.
Energía limpia y barata
Aunque los cuestionamientos de Trump a esta fuente de energía limpia no son nuevos, estos anuncios generan interrogantes al producirse luego de la declaración de un estado de “emergencia energética” por parte del republicano.
“No se entiende demasiado cómo se puede tener una emergencia energética y a la vez renunciar a una gran fuente de energía” como el viento, destacó Jeremy Firestone, profesor de la Universidad de Delaware y especialista en derecho y políticas energéticas.
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Aunque el sector eólico no está tan desarrollado en Estados Unidos como en Europa, en 2023 representaba el 10% de la producción total de energía del país. Esto es más del doble que la energía solar, un volumen significativo.
Se trata de una energía barata, en particular cuando se obtiene con turbinas en tierra, destacan los expertos. En 2024, el precio del MWh (Megawatt hora) de energía obtenido de esta fuente fue de $27 a $73, mucho menos que en el caso de la electricidad de origen nuclear u obtenida del carbón.
En momentos en que las grandes economías mundiales, incluyendo China, adoptan cada vez más la energía eólica como fuente de electricidad limpia y barata, “Estados Unidos podría quedar rezagado en la revolución industrial limpia”, advirtió el jueves el grupo de reflexión en energía Ember.
Los estados republicanos concentran mayoría de iniciativas eólicas
Quedan por saberse los efectos reales de estas medidas sobre este sector que ya enfrentaba dificultades en Estados Unidos en los últimos años, debido a las altas tasas de interés para financiarse y la oposición de comunidades locales a la implantación de granjas de turbinas.
Según Elizabeth Wilson, la industria de energía eólica marina, todavía incipiente en Estados Unidos, debería sufrir el peor impacto, ya que la mayoría de los sitios marinos donde podrían instalarse son federales y, por lo tanto, están alcanzados por las restricciones impuestas por Trump.
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En el caso de las turbinas de tierra, “la mayoría de los proyectos están en terrenos privados en los que el gobierno federal realmente no tiene control”, explicó.
Pero la afirmación de Trump de que no quiere ver “ningún molino” eólico instalado durante su mandato preocupa a todo el sector. El gobierno podría golpear los subsidios o bloquear autorizaciones ambientales.
Esas medidas podrían terminar en la Justicia. Y serían divisivas para los republicanos, ya que la mayoría de estas iniciativas “se encuentran en estados mayoritariamente conservadores, como Texas, Oklahoma, Iowa o Kansas”, recuerda Barry Solomon, profesor emérito en política energética de la universidad de Michigan.
“Restringir el desarrollo de la energía eólica en estas regiones podría encarecer la factura energética de los consumidores”, insistió la asociación ACP.
A pesar de la incertidumbre, algunos expertos son optimistas.
“A fin de cuentas, es la economía que motiva el deseo de energía eólica y solar y con la IA (inteligencia artificial), las necesidades en energía aumentaron y aumentan considerablemente, por lo tanto, habrá mucha presión para continuar construyendo turbinas”, consideró Firestone.