
Una de las maneras más sensatas de ayudarle a una familia a mejorar su situación económica es por medio de políticas y acciones que promuevan la educación financiera, herramienta que fortalece las destrezas de sus miembros para administrar las cuentas del hogar. Con suerte, también se mejora su capacidad de ahorro y el margen para consumir.
¿Cuántas personas en este país saben cómo se construye y ejecuta un presupuesto doméstico? Muy pocas. El estudio Nivel de Bancarización y Capacidades Financieras de los Costarricenses, de la Asociación Bancaria Costarricense (ABC, enero 2019), encontró que 54% de los encuestados planifica y hace un presupuesto, y solo el 40% lo cumple. Asociado a esto, el 62% reconoció que alguna vez se quedó sin dinero para cubrir los gastos básicos del hogar, una mayoría importante.
Elaborar un presupuesto mensual o quincenal permite tener un conocimiento profundo de nuestros ingresos. Saber por dónde llega la plata; si es una entrada “periódica” (el salario, por ejemplo), si es un monto fijo o variable, o si es extraordinario (una bonificación). Además, nos obliga a hacer una radiografía del gasto, y entender cuáles son los más elevados e inflexibles (la hipoteca, las colegiaturas), o aquellos que pueden recortarse o intentar reducirse (comidas fuera de la casa, por ejemplo). No podemos ordenar lo que no conocemos, así que el presupuesto es básico para mantener bolsillos sanos.
Los costarricenses también tenemos deudas, en algunos casos muy altas. Para el 28%, el pago de sus préstamos consume el 30% de su ingreso; en el 5,1% esa carga sube al 51% del ingreso. Ocupamos que las personas aprendan a endeudarse porque el crédito es un instrumento muy útil si se sabe utilizar con criterio, o un lazo alrededor del cuello si se abusa de él. Enseñemos a las familias a identificar su capacidad de endeudamiento, a entender los riesgos que podrían elevar la cuota mensual, a entender conceptos básicos como la tasa de interés y sus determinantes y a mantener sano su récord crediticio.
Precisamente, este viernes 6 de setiembre el Gobierno presentó su Estrategia Nacional de Crecimiento, Empleo y Bienestar, dividida en cuatro ejes, uno de las cuales se denomina Medidas para Cuidar el Bolsillo de la Gente, donde existen propuestas para el control de las tasas de usura, la promoción de la competencia, la mejora de la información en la central de deudores y –una muy llamativa– la restricción a las deducciones permitidas sobre el salario de los empleados públicos. La verdad, no se integró mucho sobre educación financiera, aunque la estrategia nacional existe, y fue lanzada en enero pasado.
Tratar de proteger el bolsillo de la gente es una intención loable, y la educación financiera puede ayudar desde la raíz. Medidas como limitar las retenciones sobre el salario mínimo intocable es llegar un poco tarde a la fiesta. Las deudas de esos trabajadores ahogados en cobros ya existen, y están garantizadas con un bien o una fianza. Desviar hacia gasto de consumo parte del ingreso que destinan estas personas a las amortizaciones debe verse con lupa pues abre una puerta a la mora, los remates, a comprometer a los fiadores.
El fogonazo para activar la economía podría salir por la culata.