Este es un libro para niños y niñas, pero hay quienes se atreven a traspasar esa invitación. Si lo intentan, aprovechen la luz de la mañana, una silla sobre el zacate y háganse acompañar de un gato y, si no encuentran uno, entonces una guitarra.
Este nuevo libro del escritor Byron Espinoza versa sobre pequeñas cosas y pequeños grandes conceptos que llaman al descanso hasta de los juguetes. Con Un gato es una guitarra, publicado por la Editorial Costa Rica e ilustrado por Paula Méndez, Byron espanta al miedo y al destino y se resbala en versos llenos de imágenes cotidianas. Utiliza un estilo depurado, pensado en fragmentos cortos, cada página es un universo literario distinto que se une en ideas sobre la vida, el destino, la felicidad, el miedo, la edad, el pensamiento, la esperanza.
Un amoroso paseo por la posibilidad de invertir realidades, que recupera el poder transformador y curativo de un texto. La realidad nace en las palabras, también la ficción, Byron Espinoza transita esas fronteras y escribe a la vez que sujeta a sus lectores pequeños y grandes, de una mano, como manifiesto de que sus palabras no están solas, porque van acompañadas.
Este es un libro sobre el presente, más del lado de lo que no ha sucedido y de la certeza de lo que puede pasar. Se atreve a cruzar fronteras imaginarias y a declarar la capacidad de creer en lo fortuito.
En esta nueva producción literaria, precedida de libros como Será este un libro triste, Los restos de la lluvia, Estos pequeños milagros y otros Byron Espinoza se separa de la nostalgia, porque este es un libro sobre el presente, más del lado de lo que no ha sucedido y de la certeza de lo que puede pasar. Se atreve a cruzar fronteras imaginarias y a declarar la capacidad de creer en lo fortuito.
Su complicidad es con sus lectores imaginarios, que se parecen a los niños y niñas, pero en realidad es quien pueda y tenga la valentía de tenerle miedo a pincharse con agujas.
24.
No creas eso que dicen:
que la magia no funciona,
que una flor no se emociona
con la belleza del cisne.
No hagás caso a quienes fingen
no asustarse con las brujas,
a pincharse con agujas.
A quienes no escriben versos
perfumados con sus besos
mientras piensan en la luna.
No se puede describir la poesía sin leerla; sin embargo, en este libro se desprende la madurez del escritor con una literatura que urge ser escrita y que quizá es de la más compleja, porque la literatura infantil lleva el peso del futuro de quienes van a elegir el camino de la lectura. Toda sociedad necesita lectores y Byron sabe cultivarlos. Ese viaje a la lectura se manifiesta con contundencia en el poema 13.
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13.
Adentrarse en el silencio
de las canciones de cuna
(que no quepa duda alguna:
es sonido tan intenso)
suele ser mucho más bello
que dar voz a los perfumes.
Es descubrir tantas luces,
colores, mundos, texturas,
acuarelas, robles, frutas,
en las manos y en las nubes.
Byron deja en este poemario un acertijo infinito que no resuelve la lectura y al igual que un gato es una guitarra, su poesía también es canción.