
El gobierno tardó tres años y cinco meses en presentar un nuevo proyecto de tren eléctrico, después de haber abortado el que dejó la administración anterior. La nueva versión es más pequeña. Reduce el número de líneas de cinco a dos y baja la frecuencia de viajes, además de que elimina el túnel que conectaría las estaciones Atlántico y Pacífico, en San José.
No cubriría a comunidades como Pavas, Belén, Ciruelas y el Coyol. Pese a ello, de corazón espero que no se pierda el impulso del proyecto y que el futuro gobierno, sea el que sea, no aplique un borrón y cuenta nueva. Ojalá este sea un firme punto de partida.
Sin embargo, hay un pequeño detalle que puede resultar trascendental para el éxito del transporte masivo: el precio del tiquete. El pasaje promedio sería de ¢1.245 por recorrido, porque el plan no prevé que el Estado subsidie las tarifas, sino que el costo de operación recaería totalmente sobre el bolsillo de los pasajeros.
Los pasajes actuales son de ¢600 para Heredia y ¢705 para Cartago, montos mucho más razonables para desincentivar el uso del carro.
Muchos estarían dispuestos a pagar los ¢1.245 por viaje, pero otros no se verán tan motivados porque preferirían resolver sus recorridos con plataformas o auto propio, por ejemplo, si no hay conexiones con buses.
En muchos países, los sistemas de transporte público operan con subsidios del Estado porque esta es una forma de ordenar las ciudades y facilitar la vida de la gente. Aquí, ha existido una fuerte reticencia para ello. La palabra subsidio se considera un demonio.
Otro argumento, y de los peores que he escuchado, es que los habitantes de las provincias costeras no deben pagar para beneficiar a los de la GAM.
Si fuese así, los habitantes de la GAM no tendrían que pagar impuestos para que construyan carreteras en las provincias costeras, ni escuelas o clínicas. El alegato no tiene ningún sentido, pues el Estado parte de un principio solidario.
Además, los beneficios de ordenar la ciudad más poblada del país a la larga permearían en todo el país.
Sí me parece conveniente tomar nota de una observación hecha por el ingeniero Mario Durán, en un artículo de La Nación. El proyecto se monta sobre el derecho de vía trazado hace más de 100 años, que conecta Alajuela, Heredia, San José y Cartago, lo que no toma en cuenta el crecimiento de la ciudad. Se requiere de conexiones que cubran populosos cantones como Desamparados, Hatillos y Goicoechea.
