
Esta semana una grieta de pesar fracturó mi alma. ¿Por qué olvidamos tanto a ese pueblo hermano tan sufrido? ¿Necesita acaso ser golpeado para que despertemos? «Tenemos tanta hambre que nos comimos el miedo». Tremenda frase que resume todo: terror y carestía. Es el predicamento de Cuba. La «Revolución» quedó desnuda, sin ropajes de camuflaje ideológico, como un régimen disfuncional sostenido por el miedo. Esperando lo peor, el pueblo salió a la calle. Ya ese es un triunfo. Y lo decían a gritos: «No tenemos miedo». Tremenda victoria frente al terror. Ese es un punto de quiebre, cuando el espanto represivo no detiene a un pueblo.
Que se diera semejante estallido popular sin que la Seguridad del Estado pudiera detectarla es otra señal premonitoria. La furia se sabía. Pero el estallido es siempre inesperado como la última gota amarga que rebosa todos los vasos repletos de angustia.
La canción Patria y vida echó raíces en la Isla. Otra señal de tiempos nuevos. Ahora se canta contra el comunismo y su culto a la muerte, románticamente envuelto en el viejo «Patria o muerte» de los discursos. Ese calvario echa al traste utopías que todavía conmocionan a más de un iluso criollo. ¿Volverá la vieja patraña a salir de esa cloaca para ensuciar, de nuevo, las ilusiones de nuevas generaciones justamente insatisfechas con el statu quo?
No lo sé, pero el castrismo quedó sin tiliches ideológicos. Es lo que es: un conjuro de verdugos de ideales. Con pánico bloqueó Internet. Antes no quería que su pueblo viera hacia fuera. Ahora no quiere que el mundo observe ni la rabia de su gente ni la reacción criminal del aparato represivo.
El exilio cubano salió a la calle. Biden está atrapado por un conflicto a 90 millas de su costa, pero a miles de kilómetros de sus preocupaciones. Se aguarda la reacción de un gobierno con las manos llenas de problemas, que tampoco es indiferente a ese conglomerado electoral, en vísperas de elecciones de medio período. Con condenas al régimen cubano, Biden quedará siempre debiendo lo que de él se reclama.
¿Qué seguirá en Cuba? Tal vez, a corto plazo, el régimen retome las riendas del potro libertario desbocado. Pero bien lo advierte la canción que inspiró el levantamiento: «Ya se venció tu tiempo». Es el comienzo del final de esta revolución maligna.
La autora es catedrática de la UNED.