Nadie se la compra, y menos pagando troles.
Nuestro sistema político no da. Funciona, es cierto, pero muy mal.
En la Administración Pública, los pecados de omisión son más frecuentes que los de acción.
Todo funcionario puede contratar troleros para el asesinato moral de sus contrarios.
Las victorias electorales en el 2022 son la expresión de una creciente hegemonía de la insatisfacción social.
Con todos nuestros tormentos, Costa Rica no es ingrata.
La paz enfrenta a mercaderes de la guerra.
Colegas afables que me acogieron jamás habrían adivinado llegar a conocer las entrañas del averno en Nicaragua.
El canciller alemán, Olaf Scholz, describió con precisión los cambios que llegan tras el viraje de una época a otra.
No me explico cómo Pablo Milanés pudo después convertirse en trovador afecto al régimen.
Costa Rica no merece tanta inequidad.
Viajé a China con mente abierta y corazón airoso.
Debilitadas por una pandemia, guerra en Ucrania, inflación, recesión y desacoplamiento de la energía rusa, ni Alemania ni Europa pueden permitirse más golpes a sus economías.
Se preludia un Biden todavía más maniatado, presagio funesto de la lucha del 2024 por la presidencia.
Debo confesarlo, el socialismo con características chinas funciona. Sus promesas no han sido vanas. No es un mundo perfecto. Ninguno lo es. Pero funciona y crece pletórico de esperanzas.