
Casi dos millones de costarricenses viven con hipertensión arterial o diabetes tipo 2, y muchos no lo saben o no las tienen bajo control. Esa falta de control los expone a infartos, derrames cerebrales y muertes que podrían evitarse.
Estos datos ―y otros más que dilucidan el impacto de las enfermedades crónicas― fueron dados a conocer por Alexánder Sánchez Cabo, gerente médico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), durante una reciente presentación ante la junta directiva de la institución.
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Dicha presentación giró en torno a estas dos enfermedades crónicas: hipertensión y diabetes, no solo por lo comunes que son en Costa Rica, sino también porque de su correcta atención depende que la persona tenga una buena calidad de vida y evite complicaciones que lo puedan enviar a un hospital o le causen la muerte.
“Estas dos patologías engloban las crónicas no transmisibles. Es donde estamos apostando como institución para el primer nivel de atención (Ebáis)”, dijo Sánchez en su exposición.
¿Qué son la hipertensión y la diabetes y por qué son importantes?
La hipertensión arterial se caracteriza por niveles de presión arterial altos, de 140/90 mmHg o más.
De acuerdo con estimaciones de la gerencia médica, en 2024 había 1.408.241 costarricenses con hipertensión, pero solo el 63,3% tenía esta enfermedad con los controles necesarios. Es decir, más de uno de cada tres (el 36,7%) no la tenía controlada. Esta enfermedad constituye, según Sánchez, el cuarto padecimiento con mayor incidencia (diagnósticos nuevos al año), sétimo lugar en hospitalizaciones y tercer lugar en mortalidad en Costa Rica.
“Hay tres órganos ‘blanco’ de una hipertensión mal controlada: el cerebro, el corazón y los riñones. El problema es que es una enfermedad asintomática, nadie puede decir ‘se me subió la presión’ sin medirla”, aseguró el médico internista Minor Román Rodríguez.
¿Por qué pasa esto? Cuando una arteria es normal tiene flexibilidad que le permite a la sangre fluir. Por ende, el corazón no tiene problemas para bombear la sangre, sin importar si la persona está en reposo o realiza ejercicio vigoroso. Sin embargo, conforme se acumulan años de malos hábitos, las arterias se vuelven más rígidas y menos flexibles. Esto dificulta el paso de la sangre y afecta al corazón.
Por su parte, el 85% de los diabéticos tienen diabetes tipo 2, en la que el cuerpo genera resistencia a la hormona insulina, que controla la velocidad a la que se consume la glucosa dentro de las células. Como la insulina no funciona el azúcar no entra en las células para ser usada como fuente de energía y se acumula en la sangre.
Según los números mostrados por Sánchez, 560.268 costarricenses eran diabéticos, pero el control solo alcanzaba al 54,9% de ellos. Es decir, el 45,1% no la tiene de controlada.
Aunque la cantidad de pacientes es un tercio de los de hipertensión, el crecimiento de la enfermedad es preocupante. Es la segunda con más diagnósticos nuevos por año, el cuarto lugar en las condiciones con mayor tasa de hospitalización y el segundo lugar en tasa de mortalidad.
A esto se le debe unir que, desde 2019, la CCSS había alertado de que tres de cada diez hipertensos también son diabéticos.
Sánchez dio otro dato a los directivos: “solo tres de cada diez diabéticos tienen un adecuado control de sus lípidos (colesterol y triglicéridos)”.
Además, el gerente añadió que detectar 180.000 pacientes con un perfil metabólico alterado (niveles anormales de colesterol o triglicéridos) y que no tienen tratamiento.
Las consecuencias de un mal control: hospitalizaciones prevenibles

Sánchez también abordó el tema de las hospitalizaciones evitables que la hipertensión y la diabetes, en conjunto, provocan cada año. Son casos tan graves que no pudieron tratarse de forma ambulatoria y requirieron internamiento.
Los hospitales de la seguridad social internan cada año a 3.160 personas cuya hospitalización pudo evitarse con un buen control de sus males crónicos. Esto representó 36.466 días acumulados de hospitalización.
“Son personas que no tenían por qué haber llegado a un hospital a ocupar una cama”, precisó el gerente médico.
Estas hospitalizaciones evitables significaron un costo de $44.489.000 (unos ¢22.500 millones).
“El costo de hospitalización es solo de ‘hotelería’. Este costo no incluye los procedimientos de cada uno de estos pacientes con complicaciones de hipertensión o diabetes ni consultas externas”, manifestó.
Mal control, responsabilidad compartida
En el alto impacto de estas enfermedades crónicas y los bajos niveles de control hay responsabilidad compartida, tanto a la hora de prevenirlas como al tratarlas.
Por un lado, cada individuo es responsable de llevar una alimentación saludable, no fumar y realizar ejercicio en la medida de sus posibilidades. Y de tomar sus medicamentos al pie de la letra según lo indicado.
Por otro lado, el sistema de salud que debe garantizar un diagnóstico certero y oportuno, y recetar los fármacos y recomendaciones necesarios para que los pacientes mantengan bajo control la enfermedad.
Ambas partes deben funcionar para conseguir que el impacto de estas enfermedades baje y sus complicaciones sean menores.
Sánchez indicó que tienen como prioridad institucional una mayor atención para prevenir y atender mejor estas enfermedades. Esto se lograría con mayor capacitación del personal, mayores recursos de comunicación y enfatizar el tema durante las visitas domiciliarias.
Uno de los proyectos que presentó, pero dijo que detallaría en una sesión posterior, está relacionado con algunos medicamentos que, por sus características, las personas deben obtener no en su área de salud, sino en el hospital.
Un ejemplo es la rosuvastatina, un fármaco para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos, especialmente en quienes ya tuvieron problemas como un infarto o ACV o están en mayor riesgo de tenerlo. Hay 66.799 asegurados que lo requieren.
“Ellos requieren receta de medicina interna, medicina familiar o cardiología para obtener la rosuvastatina. El proyecto es que puedan hacerlo en su área de salud, con la receta de un médico general”, destacó.
Sin embargo, las medidas de la CCSS no son suficientes si las personas no toman en sus manos su salud. Estos son algunos consejos de los especialistas:
- Hágase un examen de sangre al año, para ver sus niveles de hemoglobina, colesterol y triglicéridos, entre otros.
- Tómese la presión regularmente. Si no tiene problemas, cada seis meses es una buena medida.
- Realice 150 minutos de actividad física a la semana, como mínimo.
- Consuma más frutas, verduras y leguminosas (como lentejas y frijoles), y menos azúcares y comidas fritas en cantidades altas de grasa.
- Duerma bien, entre 7 y 9 horas al día.
- No fume.
- Controle sus niveles de estrés.
- Si usted tiene una enfermedad crónica, manténgala bajo control con el tratamiento al día.