Texto original publicado por La Nación el 4 de agosto de 1972
Fue en la segunda mitad del siglo pasado que se estableció en el país el sistema de telegráfico, con la instalación de la primera línea entre Puntarenas y Cartago. Como primer director, cuando este sistema se extendió a todo el país, fungió don Roberto Castro. Apareció el telégrafo como una novedad, en aquel entonces, y así se mantuvo durante poco más de tres cuartos de siglo, en cuyo lapso constituyó el principal medio de comunicación a las zonas lejanas del país.
Quien ejercía el oficio, figuraba entre las principales personas de una comunidad, junto con el alcalde, el maestro de escuela y el jefe político. Era llamado el señor del telegrafista. Su función además, como hasta ahora, involucraba la atención del servicio postal. Era la persona mejor informada de la época y en torno a él giraba la confianza del pueblo en la manipulación de mensajes y en el control de la correspondencia.
En las altas esferas también se le estimaba y por su medio, los altos funcionarios y los diputados, hacían llegar el recado de confianza de al “cacique” del pueblo, en tiempos electorales o en circunstancias especiales. La prestación del servicio telegráfico era de vital importancia y se daba con un alto grado de eficiencia. Un mensaje podría ser demorado, cuando más, por una hora. Jamás se pensó en ese entonces que un telegrama de preferencia seria con el correr de los años y el avance de la técnica enviado por correo o en autobuses.
Hasta el año 1948, el servicio telegráfico era eficiente. Tan eficiente era el servicio que para la Primera Guerra Mundial, los cables para los periódicos de nuestro país venían vía San Juan del Sur, Nicaragua. El lector disfrutaba al día siguiente de noticias frescas, pero ignoraba la trayectoria de la información. Se puede decir que en marzo de 1948 llegó a su final la época de oro del sistema telegráfico de Costa Rica.
En otras noticias:
Colegio de Golfito olvidado por autoridades de Educación
Profundo resentimiento y malestar se observa en la ciudadanía golfiteña por el desprecio y olvido en que —según lo afirman— tiene el Ministerio de Educación Pública (MEP) al Colegio de la localidad. Desde el año 1958 en que se fundó el centro educativo , se le presupuestó la suma de ¢100.000 anuales. De sesenta alumnos en 195 a 600 en 1972, es grande la diferencia, sin embargo, el presupuesto es el mismo de su fundación. Se quejan de falsas promesas por parte del MEP a través de funcionarios autorizados y de palabras huecas y demagógicas de un señor diputado.
El equipo de talleres nunca se removió ni se le prestó asistencia; gran número de piezas y herramientas, según se asegura, inexplicablemente se han perdido. Consideran un atropello el hecho de que siendo el Colegio profesional de Golfito uno de los precursores del país, arbitrariamente se le despoje del derecho de recibir parte de los $40 millones otorgados como préstamos por el Banco Interamericano de Desarrollo para la incrementación de la enseñanza profesional del país.
Entre otras cosas, el comité pro-mejoras del colegio, que cuenta con el apoyo de todas las fuerzas vivas de la comunidad, pide una pronta atención a las demandas presentadas oficialmente. Ojalá que los funcionarios competentes del ministerio atiendan con oportunidad estas demandas, de lo contrario, estarían contribuyendo al estallido de la bomba de tiempo que hoy es Golfito.
BCIE dio $28,6 millones a Guatemala para carreteras
El gobierno de Guatemala ha concluido dos proyectos viales, con financiamiento del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) que representan una inversión de $11,7 millones y una longitud de 88 kilómetros. Las carreteras son: Padre Miguel-Anguiatú, con una extensión de 22 kilómetros, y el Rancho-Santa Elena-Solamá, de 66 kilómetros. El Rancho-Cobán, ambos pertenecientes a la red vial centroamericana.
Asimismo, se prosigue con la ejecución de las obras de terracería, drenajes, estructuras y pavimentación del tramo Santa Elena-Cobán y se iniciará a finales de 1972, la construcción de la carretera entre Ríos y la frontera con Honduras, de la ruta CA-13, con un préstamo de $4 millones, que le autorizó el organismo regional en marzo del presente año. El BCIE otorgó a la Municipalidad de Guatemala un préstamo de $340.000 para la elaboración de los estudios finales de ingeniería de la Interconexión de las rutas regionales.
En total, el BCIE concedió al gobierno $28,6 millones para la ejecución de proyectos viales, que abarcan 189 kilómetros. El 29 de febrero del presente año, el gobierno inauguró la carretera El Rancho-Santa Elena, que constituye la primera parte del proyecto, con una inversión de $8,2 millones. El proyecto tendrá un coste aproximado de $21 millones y es financiado en cinco préstamos del BCIE, el mayor monto concedido por el organismo para obras viales.