
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) trabaja en un plan para deshacerse de toneladas de las antiguas monedas de ¢50 y ¢500, que se retiraron este año en el marco de la actualización del cono monetario.
Las monedas del diseño anterior se acumulan en el Banco Central, debido a que las entidades las reciben y luego las trasladan al emisor para ser desmonetizadas, ya que conservan su valor facial mientras se mantengan intactas.
Según el acta 6276-2025, de la sesión de la Junta Directiva del Banco Central del 28 de agosto, el emisor se ha quedado “sin espacio donde guardar” las monedas antiguas, ya que el flujo se incrementó tras la aceleración del retiro del cono monetario.
“La situación nueva o sobreviniente fue que se ha acelerado el retiro del cono monetario y el Banco se ha quedado sin espacio donde guardar. Y de hecho, como quienes lo recogen son las entidades del sistema financiero y traérselo al Banco, ellos mismos han planteado y dicen: ‘me estoy llenando en mis bóvedas de moneda que no circula, entonces, necesito que el Banco Central las reciba’”, comentó Roger Madrigal, presidente de la entidad.
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Juan José Leiva, director del Departamento de Emisión y Valores del Banco Central, dijo que actualmente el emisor tiene 126 toneladas de metal. “Por cuestiones de seguridad, actualmente, no contamos en el país como alguna infraestructura física y que afronte el volumen de metales que implica el retiro del cono“, afirmó.
Madrigal explicó a La Nación que la entidad recoge las monedas retiradas de circulación, las almacena y posteriormente las destruye. Además, señaló que se está realizando un uso óptimo del espacio en las diferentes bodegas del Banco Central.
El jerarca manifestó que esta situación no representa un problema para el emisor, pues puede resolverse administrativamente y no dificulta el almacenamiento de otros activos. “¿Guardar monedas? Eso no puede ser un problema (...) Si hubiese necesidad de buscar otro espacio, se busca otro“, añadió.
Madrigal indicó que el volumen de monedas que ingresan al Banco es mayor debido a la intensificación de la recolección del numerario que salió de circulación, pero recalcó que la situación es manejable.
Gerardo Rojas, director de Tesorería del Banco Nacional, explicó que durante los días cercanos a la fecha establecida para la recolección de las monedas que serían retiradas de circulación observaron una alta afluencia de clientes. Posteriormente, la situación se normalizó.
En total, el BN ha enviado un monto estimado es ¢5.000 millones. El servicio es utilizado sobre todo por personas que utilizan el ahorro en monedas como método, comúnmente mediante alcancías, y comerciantes o negocios que manejan grandes volúmenes de monedas en sus transacciones diarias.
Johnny Monge, director financiero del Banco Popular, comentó que notaron un aumento significativo de clientes que acudieron a sus oficinas para entregar estas monedas tras la notificación del BCCR sobre su salida de circulación.
Sin embargo, señaló que con el paso de las semanas y conforme disminuye la cantidad de monedas en manos del público, el flujo ha ido reduciéndose. Principalmente, han acudido clientes minoristas. En total, han remitido cerca de ¢740 millones en monedas fuera de circulación al Banco Central.
En el Banco de Costa Rica (BCR) señalaron que, durante los primeros días de julio, recibieron numerosos ahorrantes que llevaron sus monedas. En las últimas semanas, el flujo de personas ha disminuido.
Actualmente, el BCR realiza entregas semanales al Banco Central, habiendo enviado un total de 146.680 kilos, equivalentes a ¢5.195 millones, de los cuales ¢4.990 millones corresponden a monedas de ¢500 y ¢205 millones a monedas de ¢50.
Laura Moreno, vicepresidenta de Relaciones Corporativas de BAC, señaló que tuvieron un pico importante de clientes haciendo el cambio de monedas en las fechas límite que se habían establecido; pero que, en este momento, el flujo es constante y controlado.
Para este 2025, BAC prevé alcanzar la cantidad de 17 millones de monedas no circulables enviadas al BCCR. La entidad gestiona, al menos una vez al mes, la entrega de monedas al emisor.
Plan
Ante el incremento en el flujo de monedas antiguas, el Banco Central cuenta con dos soluciones técnicas para deshacerse de este metal almacenado, según el acta y lo dicho por Madrigal.
Una consiste en un contrato con una empresa que se encarga de la destrucción de las monedas y la otra es la adquisición de un equipo que permita al Banco Central realizar el procedimiento de manera interna.
“Básicamente, esta máquina lo que hace es deformar la moneda para que ya no pueda ser utilizada (...) es una máquina modular que se instala directamente en la electricidad con costos de ¢500 millones”, señaló Leiva.
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Madrigal afirmó que la adquisición de la máquina está contemplada en el presupuesto del Banco, aunque resta completar el proceso de licitación. Sobre el contrato con la empresa, Leiva indicó que está en ejecución para una cantidad limitada de toneladas; además, se prepara una contratación de licitación mayor para retirar y destruir masivamente las monedas.
“(...) esto viene a complementar la destrucción de hacer toda la disposición final del cono monetario, tanto el pico que tenemos de demanda con esta licitación que tenemos en trámite y ahora con un equipo propio para poder darle continuidad una vez que se atienda el incremento en la destrucción de las monedas", expresó Leiva.
El presidente del Banco Central explicó que cuando una moneda ingresa al emisor se desmonetiza. Esta debe deformarse como medida de seguridad, para que pierda su valor como forma de pago. De mantenerse intacta, conserva su valor facial. Por ello, el Banco debe asegurarse de esto para que no se reutilice como moneda.

¿Cómo se desechan?
Las monedas fuera de circulación se procesan y resguardan en centros de procesamiento con diversas medidas de seguridad y control, explicó Monge. En el BCR se implementó un “Centro de Acopio de Monedas” en puntos estratégicos del país.
En el BAC, el almacenamiento de las monedas no circulables se hace parcialmente en la bóveda central de la entidad y en las bóvedas una empresa de transporte de valores, con la cual tienen un contrato para este tipo de servicio.
Una vez completado este proceso, se coordinan las entregas directamente con el Banco Central. Monge indicó que algunos lotes de monedas antiguas están en proceso de envío al BCCR.
Cuando se desmonetizan mediante un molino que deforma las monedas, el material se clasifica como chatarra metálica y debe ser gestionado por una empresa autorizada para el manejo de resiudos, cumpliendo los protocolos establecidos.
El Banco Central vende la chatarra a la empresa encargada de su traslado, registrando los ingresos como venta de residuos valorizables, con el costo determinado por el Ministerio de Hacienda.
Las empresas encargadas de la desmonetización y gestión de los residuos deben participar en un proceso de licitación pública convocado en el Sistema de Compras Públicas del Estado (Sicop) y contar con autorización del Ministerio de Salud.
En Costa Rica, la desmonetización es poco común, ya que las monedas tienen una vida útil de 20 años o más. El último proceso similar ocurrió hace una década, como parte de la reposición de inventarios.