Las entidades financieras comenzaron a mostrar las secuelas de la pandemia de la covid-19 sobre sus carteras de crédito.
A julio, 44 instituciones reportaron ¢275.744 millones en provisión por préstamos malos, es decir, un aumento del 45% comparado con los ¢190.649 millones al mismo periodo del 2020, según la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
El monto es el más elevado desde el 2016, y muestra un deterioro en todo el sistema financiero, sin distinción por tipo de entidad.
“Las entidades reconocen un mayor riesgo y por lo tanto aumentan sus provisiones para amortiguar a futuro eventuales fallos en la recuperación de algunos créditos”, explicó Rocío Aguilar, jerarca de la Sugef.
Agregó que el incremento de las estimaciones se refleja, incluso, con la flexibilización normativa que ha permitido apoyar a algunos deudores afectados por la crisis sanitaria, sin perjudicar su calificación de riesgo.
Las estimaciones crediticias son recursos que los bancos toman de sus ganancias para cubrirse del eventual impago de un préstamo.
El incremento en este saldo refleja un menoscabo de la calidad del deudor. Pero, también, una reducción inmediata de las utilidades de la institución.
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La Sugef dicta las reglas con las cuales se establecen las provisiones, para lo cual se toma en cuenta la calificación de riesgo del deudor. Por ejemplo, no se hace cuando el cliente está al día en su operación y paga a tiempo.
Pero cuando la persona o la empresa empieza a atrasarse en los pagos, la institución está obligada a crear la cobertura. Esta va desde el 5% del saldo prestado, para aquellos clientes con pocos días de atraso, hasta el 100% del monto para operaciones con más de cuatro meses de impago o en cobro judicial.
Cada entidad financiera (banco, cooperativa, mutual o financiera) también debe revisar el historial de pago de la persona o empresa, el tipo de garantía que respalda en crédito, en caso de existir; y si hay fiadores.
En marzo del año pasado, el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) y la Sugef relajaron algunas reglas de supervisión de cara al deudor y a las propias instituciones financieras a raíz de la crisis sanitaria.
Por ejemplo, permitirle a la banca efectuar más de dos readecuaciones crediticias a un mismo cliente y tomarle en cuenta al deudor la nota de riesgo establecida previo a la pandemia.
Sin embargo, a finales del año pasado, el Consejo reactivó la normativa con el objetivo de que las entidades actualizaran la nota crediticia de los deudores y mostraran la realidad de sus carteras de crédito. Precisamente, el incremento de las provisiones es reflejo de tal decisión.
Hasta mitad de año, las entidades financieras reportaron un saldo de crédito de ¢23,3 billones.
De ese monto, el 5%, es decir, ¢1,2 billones, estaba catalogado como de riesgo muy alto a raíz de la pandemia y con una capacidad muy baja de recuperarse, según la información dada por la Sugef a La Nación.
Entre tanto, ¢2,3 billones se clasificaron como de riesgo alto, pero viable. Dicho saldo significa el 10% del monto prestado por la banca.
A los restantes ¢19,8 billones de préstamos, es decir, el 85% del total, se le clasificó de riesgo bajo o medio por la crisis sanitaria.
Evolución por sector
Hasta julio anterior, la banca privada fue la que reportó el monto más alto de provisiones por ¢111.525 millones, un incremento del 20% frente a los ¢92.850 millones al mismo periodo del 2020.
Históricamente, estas instituciones tienen un nivel elevado de estimaciones.
Sin embargo, los datos reportados a la Superintendencia muestran un salto relevante en el caso del BAC Credomatic.
La entidad efectuó ¢59.100 millones en estimaciones crediticias, entre enero y julio pasado, es decir poco más de la mitad de toda la banca privada durante este año.
Al BAC el monto para cubrirse de un eventual impago de sus clientes le subió un 52%, frente a los ¢38.753 millones registrados entre enero y julio del 2020.
“El nivel de estimaciones por créditos ha crecido debido al incremento del riesgo de la cartera producto de la desaceleración económica observada con la llegada de la pandemia”, afirmó Laura Moreno, vicepresidenta de Relaciones Corporativas de BAC Credomatic.
Agregó que el aumento en las estimaciones refleja el manejo responsable ante un mayor riesgo, y prevén que la reactivación económica favorezca la capacidad de pago de sus clientes y vuelvan a niveles de provisiones menores.
“Estamos conscientes de que nuestro deber principal es salvaguardar los ahorros de nuestros clientes y nuestra solidez patrimonial”, afirmó Moreno.
En el caso de los bancos públicos, la provisión ascendió a ¢84.686 millones a julio pasado, lo que significó un alza de casi el 70% frente a los ¢50.295 millones al mismo plazo del 2020.
“El Banco Nacional desde el año pasado viene aumentando el ritmo de estimaciones para atenuar estos impactos (de la pandemia) y esto impacta la utilidad neta”, explicó Reinaldo Herrera, director de Finanzas de la institución estatal.
Entre enero y julio de este año, el Nacional efectuó una estimación por ¢49.355 millones, es decir, un incremento del 58%, comparado con los ¢31.222 millones al mismo periodo del año pasado.
Herrera detalló que la mayoría del deterioro crediticio acumulado, es decir, el 72%, corresponde a préstamos de personas.
En el caso del Banco Popular, la provisión hecha hasta julio del 2021 ascendió a ¢26.530 millones lo cual implicó un incremento del 37%, frente al mismo a los ¢19.322 millones del año pasado.
“El aumento obedece a las políticas de riesgo del Banco que, a pesar de brindar apoyo a sus clientes en estos tiempos difíciles como una prioridad, se reconoce que una vez venzan los apoyos cabe la posibilidad de que pueda haber una mayor materialización de morosidad si la economía no se reactiva en los próximos seis meses”, detalló la entidad mediante su Oficina de Comunicación.
Efecto de límite en deducciones
Entre las entidades con un incremento fuerte en las provisiones destaca Caja de ANDE, que brinda servicios financieros de manera exclusiva a los docentes del Magisterio Nacional.
Las provisiones por deterioro crediticio ascendieron, entre enero y julio a ¢13.855 millones, es decir un incremento de 209% frente a los ¢4.490 millones al mismo periodo del 2020.
Manuel Calvo, jefe del Departamento Financiero de la institución, explicó que el alza ocurrió por la reforma legal destinada a limitar las deducciones automáticas cuando afecta el salario mínimo del deudor, actualmente en ¢206.000.
“El Ministerio de Hacienda realizó deducciones menores a lo requerido por Caja de ANDE para la recuperación de las operaciones crediticias. Esto provocó un incremento en el indicador de morosidad total de la cartera de crédito y en el monto de la estimación de la cartera de crédito”, explicó Calvo.
Afirmó que, ante lo ocurrido, reforzaron la gestión de cobro entre docentes y pensionados para mitigar el impacto del límite en las deducciones y revertir el incremento de las provisiones.
En el segmento de cooperativas hubo, hasta julio pasado, provisiones por casi ¢50.000 millones, es decir un alza del 41% frente al mismo periodo del 2020, según datos de Sugef.
En el caso de las mutuales hubo un aumento relevante este año. Las provisiones de este segmento ascendieron a ¢5.071 millones, entre enero y julio de este año, frente a los ¢399 millones en el mismo plazo del 2020.