
En los últimos 10 años, la demanda de pepino de mar ha aumentado y eso ha favorecido una rápida expansión de esta pesquería.
Costa Rica, y en general Centroamérica, no está exenta de esta realidad. En estos países, el recurso se encuentra entre “completamente explotado” y “sobreexplotado”.
Esta fue la alerta que dieron expertos reunidos en el país con motivo del III Congreso Latinoamericano de Equinodermos, el cual se celebra esta semana en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Para Chantal Conand, investigadora de la Université de La Réunion en Francia, ese ritmo de crecimiento ha sido más acelerado que la capacidad de gestión que tienen los países para garantizar un manejo sostenible del recurso marino que no implique su agotamiento.
El riesgo de la sobreexplotación es llegar a extinguir especies de pepino de mar de interés comercial (a la fecha, 16 están catalogadas como “vulnerables”) y con ello amenazar la base económica de comunidades costeras.
Asimismo, el ecosistema perdería a un reciclador de nutrientes, amortiguador de la acidificación de los océanos y alimento de otros animales marinos.
Caracterización. Según Conand, hasta hace poco, la pesquería de pepino de mar se concentraba en el Indo-Pacífico. Recientemente se expandió al resto del mundo y América Latina figura entre los nuevos sitios de extracción.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las pesquerías de este recurso están explotadas en 70 países.
El número de naciones importadores de este producto pasó de 29 en 2013 a 33 en el 2014.
El principal mercado es Hong Kong, pero también están Singapur y Taiwán. Allí, el pepino de mar se considera una delicatessen , al que se le atribuyen propiedades curativas y afrodisíacas.
Según Juan José Alvarado, investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la UCR, la extracción del recurso es permitida en Costa Rica desde 1994, gracias a un decreto del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
“Ese decreto permite la extracción de dos especies, pero no especifica talla, época del año o región”, advirtió Alvarado.
Los expertos reunidos en el país coinciden en que falta información científica para asegurar un manejo sostenible.
De acuerdo con Conand, FAO se encamina a mejorar sus estadísticas tanto de pesquerías como de mercados, mientras que, y según Alvarado, los esfuerzos ticos en este sentido aún son tímidos.
“En Costa Rica, lo que tenemos son los censos que realizamos en el Cimar. Estos revelan poblaciones bajas”, manifestó Alvarado a La Nación .
También –apuntó Alvarado– esa búsqueda de información científica debe enfocarse en el potencial acuícola que posee el pepino de mar.
“Se trata de manejar la pesquería, determinar qué especies se pueden extraer y cuáles otras se pueden cultivar. La acuicultura es otra opción que valdría la pena explorar, ya Ecuador y México están trabajando en ello”, agregó Alvarado.