Dos años después de que la pandemia causara una de las recesiones más impactantes desde la Segunda Guerra Mundial, la economía a nivel global vuelve a estar en aprietos. Los elevados índices de inflación, los aumentos en las tasas de interés y la ralentización del crecimiento económico caracterizan una nueva etapa.
El último pronóstico del Banco Mundial refleja una baja considerable en las perspectivas de crecimiento mundial, donde se espera que se desacelere de un 5.7% en el 2021 a un 2.9% en este 2022. El aumento de los precios de la energía y los alimentos, junto con las interrupciones en el suministro y el comercio, provocadas por la guerra en Ucrania, explican en mayor parte la rebaja. A esto hay que sumarle la necesaria normalización de las tasas de interés, ahora en curso.
Cabe destacar que la pandemia ya generaba un gran impacto en el crecimiento de los ingresos y el aumento de la pobreza en las economías en desarrollo; sin embargo, las consecuencias de la guerra en Ucrania agravaron la situación existente.
En esta ocasión, no obstante, existe un peligro latente por la evolución de la inflación mundial, la cual, se ubica por encima de los promedios establecidos por los distintos bancos centrales alrededor del mundo. De la misma manera ocurre con el crecimiento económico, durante los últimos meses hemos observado como las autoridades monetarias revelan que existe una desaceleración económica, lo que ha llevado a revisar a la baja las expectativas de crecimiento mundiales. Entre 2021 y 2024, el Banco Mundial prevé que el crecimiento global se desacelere en 2.7 puntos porcentuales, más del doble de la desaceleración ocurrida entre 1976 y 1979.
Ante esta situación surge la pregunta, ¿qué podemos esperar?.Es probable que la inflación permanezca muy por encima de las metas establecidas por los bancos centrales, lo que nos advierte que podemos esperar un endurecimiento de las políticas monetarias más rápido de lo esperado, lo que podría precipitar una desaceleración económica, impulsada por el debilitamiento del comercio internacional, el alza en el precio del petróleo y el encarecimiento de las importaciones; no obstante, estos resultados serán visibles hasta la segunda mitad del año.
Adicionalmente, la eliminación de ayuda monetaria en las economías avanzadas, junto con el aumento de los costos de endeudamiento a nivel mundial provocados por la pandemia, representan otro obstáculo para el desarrollo mundial. A medida que se vayan retirando estas ayudas monetarias, será importante reducir la desigualdad y aumentar ingresos mediante el uso de herramientas fiscales y monetarias que fortalezcan las cadenas de suministro y el proceso de asignación de capital.
Reducir los riesgos inflacionarios requerirá de esfuerzos de las autoridades monetarias y de los formuladores de políticas públicas en todo el mundo. Ante una era extraordinaria de crisis, será sumamente que las autoridades se centren en:
- El daño que ocasionado por la guerra entre Rusia – Ucrania a las personas.
- El aumento en los precios del petróleo y los alimentos.
- Intensificar los esfuerzos de alivio de la deuda en los países de bajos ingresos.
- Continuar con el fortalecimiento para contener la pandemia.