
Dos hechos aumentaron esta semana la presión de Estados Unidos contra China en Costa Rica y los demás países centroamericanos.
Diplomáticos y senadores norteamericanos acusaron a la potencia asiática de ejercer una “maligna influencia” en Costa Rica y Centroamérica. Entonces, la Embajada de China en San José respondió acusando a EE. UU. de recurrir a la coacción para imponer supremacía sobre otros países.
“Las cooperaciones entre China y Costa Rica no pararán y los actos hegemónicos de Estados Unidos están condenados al fracaso”, declaró la delegación la noche de este viernes 5 de setiembre.
El primer hecho ocurrió el 3 de setiembre en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, durante la audiencia de confirmación de la nueva embajadora de EE. UU. en Costa Rica, Melinda Hildebrand.
La diplomática afirmó que China representa una amenaza para la seguridad y la prosperidad económica de Estados Unidos. En su criterio, no se debe permitir que el Partido Comunista Chino (PCCh) controle cadenas de suministro críticas y se comprometió a contrarrestar la influencia del PCCh en el país centroamericano.
En la audiencia, el senador Ted Cruz advirtió de que, de todos los países del Istmo, Costa Rica es el que tiene la relación de más larga data con China, desde el 2007.
Añadió que el Partido Comunista Chino ejerce “coerción” y ha invertido millones de dólares aquí.
La senadora Jeanne Shaheen alegó que la influencia china se expande rápidamente en suelo costarricense, mientras que el presidente del Comité, James Risch, adujo que la visita de Marco Rubio, efectuada en febrero, tenía el objetivo de contrarrestar la “maligna influencia”.
Al día siguiente, el jueves 4 de setiembre, el Departamento de Estado de EE. UU. anunció una nueva política para Centroamérica, incluida Costa Rica, según la cual su país rechazará y retirará visas a los ciudadanos que colaboren con el PCCh. La medida será extensiva a los familiares y a quienes hayan colaborado en el pasado con China.
El comunicado dice que la nueva política es para aquellos que, “actuando intencionalmente en nombre del Partido Comunista Chino (PCCh), dirijan, autoricen, financien, brinden apoyo significativo o lleven a cabo actividades que socaven el estado de derecho en Centroamérica”.
Es difícil distinguir aún hasta qué grado llegará la medida, pues en China el PCCh es el único partido en el poder, de manera que cualquier acción gubernamental está vinculada.
EE. UU. ya le había retirado la visa a varias figuras políticas costarricenses tras la visita de Marco Rubio. Tal es el caso del expresidente Óscar Arias, quien firmó el establecimiento de relaciones con China en el 2007.
Sin embargo, desde entonces, todos los gobiernos han mantenido el vínculo, incluido el actual.
Por ejemplo en julio, con instrucciones del presidente Rodrigo Chaves, el canciller de la República, Arnoldo André, salió a declarar que Costa Rica respeta el principio de una sola China, después de que la potencia asiática se molestó por un viaje de funcionarios de la DIS a Taiwán.
Finalmente, este viernes 5 de setiembre, la Embajada de China emitió un pronunciamiento en respuesta al anunció del Departamento de Estado. Dijo que “impedir los intercambios normales entre China y los países centroamericanos y ejercer públicamente la coacción expone de nuevo la esencia hegemónica de los Estados Unidos”.
En cuanto a lo dicho por la nueva embajadora, Pekin mandó a decir: “Nos damos cuenta de que recientemente algunas personas pregonaron supuestas ‘amenazas, expansión o coacción chinas’, que son actos constantes de cierta potencia hegemónica. Estos actos no corresponden en absoluto al mundo actual de conectividad y cooperación de ganancias compartidas”.
“Nos oponemos firmemente a que cualquier tercera parte intervenga en las relaciones bilaterales entre China y Costa Rica”.
