En su tercera visita a Costa Rica, el Ballet del Teatro Nacional de Praga, una de las instituciones de mayor tradición en la República Checa, nos presentó un programa muy interesante compuesto por 13 piezas de dúos y solos, que permitió apreciar coreografías que abordan desde lo más tradicional de esta disciplina hasta las propuestas contemporáneas, ejecutadas por un elenco multinacional, versátil, de muy buen nivel técnico e interpretativo, dirigido por el coreógrafo polaco Filip Barankiewicz.
El espectáculo abrió y cerró con el componente clásico presente en las creaciones del maestro francés Maruis Petipa, del que se ejecutaron los dúos: La bella durmiente, El corsario y Don Quijote. En estos trabajos predominó la brillantez y perfección de la mecánica corporal al realizar las desafiantes variaciones tanto de las mujeres como de los varones que motivó constantes aclamaciones del público amante de este arte.
Con el pequeño solo Just de Viktor Konvalinka, ejecutado con buen sentido del humor por Mathias Deneux, se nos invitó a degustar, intercaladamente, propuestas de movimientos del ballet de nuestros días.
Alina Nanu brilló con el solo de Snow Queen del coreógrafo británico Michael Corder, musicalizado con las notas de Prokofiev.
Seguidamente, observamos del italiano Jacobo Godani, Ecos de un alma inquieta en el que Krystyna Nemeckova y Adam Zovonar lograron crear una atmósfera dramática al evocar un universo sobrecogedor mediante un lenguaje corporalmente demandante, apoyados en la música de Ravel.
Luego, Alina Nanu y Ondrej Vinklat con solvencia técnica recrean los principales personajes del cuento de La fille mal gardée de la versión coreográfica de Frederick Ashton.
De uno de los coreógrafos más reconocidos en la actualidad en occidente, el israelí Ohad Naharin, se ejecutó un extracto de Mabul con música de Vivaldi a cargo de Magdalena Matejkova y Mathias Deneux, quienes asumieron la propuesta con gran fuerza y sutileza.
Después del intermedio, Evgenia y Nikita Chetvernikov dejaron a los personajes del Corsario para recrear, enmarcados en los sonidos de Alva Noto, Com voce me embalo un dueto abstracto del brasileño William Pedro.
El tema de la revolución francesa lo vimos escenificado por medio de la obra del ruso Vasily Vainonen, La llamas de París, interpretada con virtuosismo por Magdalena Matejkova y Matej Sust.
Una de las obras que más disfruté, por lo novedoso y el nivel de dificultad fue Vértigo del italiano Mauro Bigonzetti, musicalizada con la partitura de Shostakovich, interpretada por Giovanni Rotolo y Krystyna Nemeckova.
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Del mexicano Javier Torres, se presentó un segmento de la pareja del montaje del clásico La Bayadera.
Por su parte, Youn Sik Kim ejecutó magistralmente Firebreather de la polaca Katarzyna Kozielska con música de Ludovico Einaudi.
En general, el repertorio no presentó escenografía y la iluminación ofreció mayores efectos en las obras de corte contemporáneo que en las clásicas y con diseños de vestuario austeros para destacar el cuerpo de los bailarines. Todo esto, dio como resultado un espectáculo de calidad en el cual los estilos no importan porque lo que prevalece es la calidad artística.
Ficha técnica
¿Qué?: Ballet del Teatro Nacional de Praga
Fecha: miércoles 24 de octubre, 8 p. m.
Lugar: Teatro Nacional