Establecer horarios fijos para la alimentación de las mascotas no solo facilita la organización del hogar, sino que también representa un componente fundamental para su salud física y emocional. Al igual que las personas, los perros responden a rutinas y desarrollan hábitos que les permiten anticipar sus actividades diarias: saben cuándo es momento de salir a caminar, cuándo descansar y, por supuesto, cuándo alimentarse.
Pero, ¿cuál es el horario más adecuado para ofrecerles su comida?
De acuerdo con criterios veterinarios, seguir un esquema regular contribuye a mejorar la digestión, regula la producción de enzimas y reduce la incidencia de molestias gastrointestinales. Además, este orden brinda mayor estabilidad emocional al animal, ya que disminuye la ansiedad asociada con la espera por el alimento.
La recomendación general para perros adultos y sanos es dividir la ración diaria en dos tiempos: uno por la mañana y otro en horas de la tarde. Este modelo permite una distribución más equilibrada de la energía a lo largo del día y favorece el aprovechamiento de los nutrientes.

Los expertos sugieren que la primera comida se ofrezca entre las 8 a. m. y las 9 a. m., mientras que la segunda debe darse entre las 5 p. m. y las 7 p. m. Este margen no solo coincide con los ritmos naturales del animal, sino que también le permite completar el proceso digestivo antes de dormir, lo cual ayuda a prevenir molestias nocturnas, sensación de pesadez o problemas como el sobrepeso.
Otra recomendación clave de los veterinarios es no alimentar a los perros inmediatamente después de realizar actividad física intensa. Al igual que en los humanos, el cuerpo del animal necesita un período de recuperación tras el ejercicio. Lo ideal es esperar entre 30 minutos y una hora antes de ofrecerles alimento, en especial si se trató de una caminata prolongada, una carrera o un día activo en el parque. Esta pausa ayuda a prevenir trastornos digestivos e incluso problemas más graves, como la torsión gástrica, una condición potencialmente letal en razas grandes.
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Sin embargo, los requerimientos alimentarios no son los mismos para todos los perros. En el caso de los cachorros, por ejemplo, se recomienda fraccionar su comida en tres o cuatro tomas diarias, ya que su sistema digestivo aún está en desarrollo y necesita energía constante para crecer.
Por otro lado, los animales con enfermedades crónicas o condiciones especiales, como diabetes, obesidad o insuficiencia renal, deben seguir una dieta específica, muchas veces pautada por un veterinario, que también incluye horarios precisos.

Aunque lo que remarcan los expertos es que lo que realmente marca la diferencia es la constancia. Darle de comer a un perro cada día a la misma hora no solo optimiza su digestión, sino que también refuerza su vínculo con sus dueños y le proporciona una rutina predecible y segura. Como animales de costumbre, los perros se sienten más tranquilos y confiados cuando saben qué esperar de su entorno. A su vez, esto previene que el perro “se malacostumbre” a pedir comida fuera de su horario o en la mesa de los humanos.
A su vez, es fundamental prestar atención a la cantidad de alimento que se le ofrece a cada perro. Las proporciones varían según el tamaño, la raza, el nivel de actividad física y la etapa de vida del animal. Por eso, es clave consultar con un veterinario para conocer la porción adecuada y evitar tanto la sobrealimentación, que puede derivar en sobrepeso, problemas articulares o enfermedades metabólicas, como la falta de nutrientes.