Un descuido de dos brequeros del tren sería la causa del mortal accidente ocurrido el 9 de enero en San Rafael de Alajuela, según un informe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ)
Los trabajadores sería los posibles responsables de no activar el freno de mano de dos vagones, los cuales rodaron sin control por dos kilómetros. En su recorrido, arrollaron un vehículo donde viajaban un hombre y una mujer, quienes fallecieron. Producto del accidente también resultó gravemente herido un peatón.
El dato está consignado en el informe 575-CI/DRA-2018 del OIJ, firmado por Eduardo Fallas Brenes, subjefe del la delegación de la Policía Judicial de Alajuela.
En el documento, entregado en junio anterior a la Fiscalía Adjunta de Alajuela, se señala como sospechosos del descuido a dos trabajadores de la empresa Mantenimiento de Vías Férreas (Manfer) de apellidos Mora Valerín, de 24 años, y Guillén Mena, de 51. Ellos laboran como brequeros, que son los ayudantes del maquinista.
La oficina de prensa del Ministerio Público confirmó que a ambos se les sigue un proceso penal por dos delitos de homicidio culposo y uno de lesiones culposas.
El abogado José Alberto Monterrosa Ordeñana, defensor de los implicados y representante legal de Manfer en este asunto, alegó desconocer el documento judicial.
“Gustosamente le hubiera dado mi posición pero no he tenido acceso al documento. Antier (el miércoles) me informaron de que había sido entregado (...) Lo que si le puedo decir es que, cuando pasó el accidente, hablé con mis representados y todo apuntaba a que era un error mecánico, por eso no quisiera en este instante decirle que comparto o no la apreciación del OIJ, porque lo desconozco”, expresó.
El accidente se produjo cuando una locomotora del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) falló al intentar enganchar dos carretas, una de las cuales estaba cargada con durmientes de concreto. Los vagones bajaron una pendiente y en el camino arrollaron un automóvil en el cual viajaba una pareja. Fue con ese automotor con el que fue golpeado un peatón, quien quedó gravemente herido.
Los vagones se detuvieron donde terminaba la vía férrea. El suceso se produjo cuando los funcionarios de la empresa Manfer concluían el trabajo de ampliación de la línea férrea entre San Antonio de Belén, Heredia, y San Rafael de Alajuela. Esa labor se hizo luego de un contrato firmado entre el Incofer y Manfer.
En este accidente murieron Alberto Madriz Soto, de 54 años, y Ángela Mayela Abarca Calero, de 56. Él era vecino de San Miguel de Desamparados y ella de San Antonio de Belén. La pareja viajaba en el automóvil que fue arrastrado por los vagones.
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Entretanto, el herido fue el operario de construcción Cristian Gerardo Rojas Castro, de 40 años.
Este hombre sufrió varias fracturas en el rostro y clavícula, lesiones que le impidieron trabajar durante tres meses. Empero, todavía está pendiente una valoración final por parte de la Medicatura Forense, la cual determinaría si quedaron secuelas físicas permanentes debido al accidente.
Para el abogado Rafael Rodríguez Salazar, representante de Rojas, el informe viene a confirmar la teoría inicial, de que hubo una falta al deber de cuidado de parte de los responsables de la obra que se estaba realizando.
“Al haber una responsabilidad al deber de cuidado se establece una responsabilidad penal y si el informe determina que hay funcionarios que descuidaron lo que tenían que hacer, también se establece la responsabilidad civil”, dijo.
Señalamiento judicial
En el informe elaborado por el OIJ, del cual La Nación tiene copia, se revela que ese martes 9 de enero, la máquina número 30 trabajaba con dos carretas o vagones identificados con los números 1041 y 1046. El equipo se encontraba en un cambio de vías, que hay en la comunidad de El Futuro en San Rafael de Alajuela.
El objetivo era que la locomotora soltara un vagón con durmientes de concreto, que en ese momento tenía adherido y fuera por el otro lado, para se acoplara a un vagón vacío.
El primer paso se dio (soltar el vagón con durmientes) pero cuando fue por el otro lado para enganchar al que estaba vacío, la maniobra falló y las carretas se fueron por la línea férrea sin control.
De acuerdo con la explicación que dan los investigadores judiciales, el sistema de enganche, entre máquina y vagón, utiliza lo que ellos llaman mandíbulas. Una mandíbula está en la máquina y la otra en el vagón. Estas al entrar en contacto o golpearse, se empujan entre sí y se cierran.
Para hacer efectiva esa unión se debe dar un impacto fuerte. Por ese golpe y para evitar accidentes, los vagones están equipados con un freno de estacionamiento mecánico que se acciona por medio de un volante.
En este caso, los investigadores determinaron que el sistema manual de freno del “vagón 1041 (...) presenta características propias de que el mismo no se estuviera usando" porque no cuenta con volante ni con los mecanismos para hacer girar los engranajes del freno.
En tanto, en el 1046 no se pudo determinar el estado pues el sistema se quebró durante el accidente.
Sin embargo, en un análisis realizado por el perito José Luis Peraza Álvarez y que fue incorporado al documento del OIJ, el especialista determinó: “el vagón 1041 no contaba con freno manual de estacionamiento al momento de realizar el enganche (...). Se establece que al no estar los vagones 1046 y 1041 frenados con el freno de estacionamiento manual para acoplar los vagones a la locomotora, se favorece el hecho de que ante un impulso dado por la locomotora al momento del enganche (...) se produjo el avance de los vagones dada la pendiente existente y la carga transportada”.
Para el OIJ “la responsabilidad de activar el freno de mano en el acople con la locomotora es de los ayudantes y brequeros, ya que el maquinista no tiene visibilidad”.
Para los investigadores judiciales, Guillén y Mora debieron informar si de antemano había fallas en los mecanismo de frenado de los vagones, pues eran los encargados de activar y de revisar ese sistema para realizar el acoplamiento.
Sin pólizas a terceros
Otro elemento interesante del informe del OIJ es que para ejecutar ese trabajo de ampliación de la vía férrea, la Contraloría General de la República autorizó al Incofer la contratación directa de Manfer para dicha labor. La obra debía estar terminada en febrero del 2018.
Para las labores se consignó que el Incofer tenía que aportar las locomotoras, los vagones , los materiales y las herramientas y Manfer de aportar el personal.
Manfer en su condición de contratista “deberá siempre contar con una póliza de riesgos del trabajo que cubra a todo el personal que ocupa en el cumplimiento de dichos servicios”. En ningún punto de ese convenio, dice el OIJ, se habla de que Manfer deba tener una póliza de daños a terceros, en caso de existir un accidente.
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Asimismo, la policía determinó que el Incofer tiene otro convenio con la firma Desmantelamiento de la Catenaria S.A. que es la responsable de dar mantenimiento al equipo del Incofer, es decir las locomotoras y vagones.
En cuanto a pólizas de riesgo “se indica que la empresa Desmantelamiento de la Catenaria S. A. debe contar con una póliza que cubra a sus empleados por accidentes laborales”.
Peatón imposibilitado de trabajar
El abogado Rafael Rodríguez explicó que nueve meses después del accidente, su representado Cristian Jiménez, sigue imposibilitado para poder trabajar.
“Él ha venido con algunas dolencias y lo que no hemos podido tener es que reciba una atención adecuada, primero porque él no estaba asegurado y segundo, porque no lo está cubriendo ninguna póliza”, señaló.
Agregó que esperan solicitar al Ministerio Público para que remita a Jiménez a la Medicatura Forense con la finalidad de que le practiquen una valoración. Ese examen determinará si efectivamente hay algún daño permanente.
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“Él está ahora imposibilitado de trabajar por una serie de dolencias debido al accidente, pero no tiene ninguna entidad que lo incapacite porque él no es asegurado y, además, en este caso no se contaba con ninguna póliza por daños a terceros. Entonces no lo ha cubierto nada” manifestó.
Rafael Rodríguez agregó que su representado está sobreviviendo por las ayudas que recibe de su familia y “lo poquito que él puede hacer”.
Cristian Jiménez vive en San Rafael de Alajuela, a unos 200 metros del sitio donde ocurrió el suceso. Este hombre es soltero y se ganaba la vida como ayudante de construcción.
El día del hecho, se dirigía a una ferretería para comprar unas piezas, pues estaba realizando la reparación de un baño en una vivienda. En ese momento, se dedicaba a trabajos ocasionales.
En el documento del OIJ se consigna de que debido a la corta distancia que hay entre el lugar en que fue arrastrado el automóvil, al sitio donde el auto golpeó a Jiménez, eso le imposibilitó a este último reaccionar a tiempo y evitar ser atropellado.
El afectado, al ser entrevistado por los agentes judiciales, manifestó: “en determinado momento sentí un impacto y quedé inconsciente. Cuando recuperé el sentido me percaté de que estaba en el Hospital de Alajuela y fue cuando me informaron que producto al accidente sufrí varias fracturas en el rostro y clavícula”.
Además el documento señala: “(Jiménez) fue enfático en manifestar que nunca se dio cuenta de que los vagones venían, porque no hubo ninguna alerta sonora, sino que solamente en un determinado momento sintió un fuerte impacto”.