
Las fuertes lluvias de las últimas horas provocaron un derrumbe que destruyó el invernadero donde Carlos Javier Carvajal Quirós tenía su lechería, en Alvarado de Cartago.
El hombre alquila un pequeño terreno en Birris de Pacayas para albergar seis vacas y un equipo de ordeño, con el que sacaba ganancias para alimentar a su familia.
Sin embargo, las cuatro personas que dependen de él quedaron sin sustento, porque un paredón se vino abajo y sepultó cuatro reses y toda su maquinaria de trabajo.
Carvajal contó a La Nación que cayó “una bomba de agua” encima de los animales y que no se pudo hacer nada para detenerla.
“Demasiada agua ha caído estos días, hasta ahora se ve esto. Eran solo seis novillas de primer cuarto de raza Jersey que tenía para producción de leche, pero como llovió exageradamente se saturó un paredón del lado arriba de un vecino y se desbarrancó”, relató el cartaginés.
El productor contó que solo logró salvar a dos vacas y que no ha podido sacar a las otras cuatro porque se encuentran prácticamente enterradas.
Además, dijo que ya no se puede ingresar al terreno porque el deslizamiento bloqueó la entrada.
“Un amigo me ayudó a sacar a las vivas y pude llevarlas a otro lugar que él me prestó mientras tanto. Las otras muertas no se han podido sacar por la dificultad del ingreso y porque se ocupa un backhoe para remover el paredón que se vino.
“Hasta el momento, solo vino un muchacho de Senasa (Servicio Nacional de Salud Animal), pero de ahí ninguna otra autoridad”, comentó el hombre.
Carvajal está preocupado porque considera que ahora va a tener que empezar de cero con su negocio, “con la ayuda de Dios” y de las dos reses que sobrevivieron.
Dijo que solo del equipo las pérdidas alcanzan los ¢2.600.000.
“Tras de eso, esta carne no puede usarse por el tiempo que ha pasado ya y porque el animal se pone acalenturado por los golpes y la hipotermia, entonces la carne se pone morada”, concluyó.

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