
Fogatas, quemas, lanzamiento de botellas a charrales y vandalismo suelen ser las causas de incendios forestales que obligan a las instituciones de primera respuesta, al Estado y a la empresa privada a invertir millonarias sumas en apagarlos. Desde el viernes pasado varios focos afectan más de 1.200 hectáreas en los cantones guanacastecos de Santa Cruz y Carrillo, donde en la presente temporada se han quemado más de 10.000 hectáreas.
Según el director de Bomberos, la atención de la presente emergencia ha costado unos ¢100 millones al Cuerpo de Bomberos, mientras que la CNE ayudará con unos ¢32 millones ($50.000) y el sector privado con unos ¢13 millones ($20.000), que se usan para el pago y acarreo de agua que hacen los helicópteros de Aerodiva, así como en los viáticos, traslados y atención de los 150 bomberos que en diferentes turnos atienden la emergencia.
Además de esa inversión, los fuegos afectan a empresarios hoteleros, a conductores, finqueros y vecinos de regiones cercanas donde el humo dificulta las labores ordinarias. Sin embargo, el Cuerpo de Bomberos enfatiza que de momento no hay riesgo alguno por fuego para la población. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) declaró el domingo alerta amarilla en los cantones de Santa Cruz y Carrillo y específicamente alerta naranja en los distritos santacruceños de Tempate y Cabo Velas, así como en Sardinal (Carrillo), debido a los incendios.
El director de Bomberos, Héctor Chaves, indicó que gracias a esa declaratoria de la CNE, ahora se cuenta con más respaldo económico para combatir las llamas que devoran árboles de bosque secundario, tacotales, charrales y pastos, lo que afecta fauna silvestre como venados, iguanas, monos, pizotes, conejos y otros que viven en las regiones afectadas.
Fuentes de agua
La atención de esos focos obliga a trasladar agua desde el océano, ríos y hasta piscinas para que desde el aire los helicópteros la lancen en las zonas de más difícil acceso. Mientras tanto, los vehículos tanqueros llegan con el líquido hasta donde los caminos lo permiten para ayudar a sofocar el fuego.
Chaves afirmó que esos incendios se combaten con palas, machetes y otras herramientas similares, con las que se hacen las trochas en el bosque para cortar el avance de las llamas, pues al crear estos espacios se quita el pasto, hojas secas y demás materia que sirve de combustible al fuego y es así como mayoritariamente se confina.
“Es algo que es necesario hacer para proteger el ambiente, las viviendas y la zona hotelera de Potrero y Conchal, entre otras, que se han visto afectadas porque las ráfagas tiran el humo hacia esas zonas”, explicó el director de Bomberos.
Aunque los helicópteros al inicio sacaban agua del mar, debido a las fuertes ráfagas que los ponen en riesgo, se optó por el acarreo de reservorios de zonas más seguras, donde los pilotos acercan las bolsas que cuelgan de la aeronave en pleno vuelo, las llenan y siguen su operación.
“Sentimos que ya el avance del fuego en los doce diferentes puntos está dominado, pero todavía falta mucho en labores de extinción, porque si no se se sofoca completamente, el viento levanta chispas y vuelven las llamas”, dijo Chaves.
Sobrevuelos de aviones del Servicio de Vigilancia Aérea han permitido encontrar los 12 focos de incendios de los que casi la totalidad ya están controlados. El uso de drones también ayuda a los bomberos para tener idea de cómo avanzan y los puntos en que se deben reforzar las rondas cortafuegos.
Se estima que los bomberos permanecerán al menos hasta el viernes en esas labores. Las cuadrillas entran desde la mañana y hasta que la luz solar les permita realizar sus faenas.
El director de Bomberos dijo que no hay casas ni estructuras quemadas. “La gente sale de algunas viviendas por el humo, pero no porque el fuego les esté llegando. De momento no han tenido que desalojar a nadie por fuego. Tampoco han resultado bomberos o civiles heridos. Algunos ranchos abandonados entre las montañas han sido arrasados por las llamas.
Áreas protegidas están a salvo
Según Luis Diego Román, coordinador del Programa Nacional de Manejo del fuego del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), hasta el momento ninguna de las áreas protegidas se ha visto afectada, pero este martes las brigadas se van a unir a las labores de los bomberos en la extinción de los focos activos, pues algunos de ellos están relativamente cerca del Parque Nacional Diriá y de otra finca del Estado que se llama Los Anonos.
De momento solo áreas verdes de propiedades privadas son las que se han quemado. “Obviamente hay una afectación sobre la diversidad boscosa y sobre la fauna, principalmente reptiles como serpientes, tortugas silvestres e iguanas, así como microorganismos. Muchos mamíferos tienen que migrar a otros lugares a buscar su alimento al verse afectados por el humo”, agregó Román.
Las autoridades insisten en evitar toda clase de quemas en labores agrícolas, fogatas y el lanzamiento de colillas de cigarros, fósforos y vidrios que con el sol puedan causar un efecto de lupa en pastizales, pues los incendios han encontrado condiciones propicias para su propagación debido a los fuertes vientos, la baja humedad relativa y las altas temperaturas de la estación seca en Guanacaste.
El funcionario explicó que muchas brigadas voluntarias de empresas privadas, así como las del Sinac han atendido gran cantidad de fuegos por lo que estima que la cifra de 10.000 hectáreas dada por la CNE se queda corta.
“Todas las emergencias atendidas podrían haber afectado áreas silvestres que se estiman en más de 30.000 hectáreas. Muchas veces las brigadas sofocan fuegos antes de que lleguen a nacientes de agua o construcciones”, dijo Román.
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