
Faltan menos de tres meses para las elecciones nacionales del 1.° de febrero del 2026, y el alto nivel de indecisión entre quienes afirman que votarán mantiene abierta una contienda en la que Laura Fernández, del oficialista Partido Pueblo Soberano (PPSO) lidera, mientras tres aspirantes corren detrás, buscando convertirse en su posible contrincante de segunda vuelta.
Según la encuesta más reciente del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA), los indecisos alcanzaron un 52,4%, mientras que Fernández puntea la intención de voto con un 28,1% de respaldo.
A ella le siguen Álvaro Ramos, del Partido Liberación Nacional (PLN), con 6,2%, Ariel Robles, del Frente Amplio (2,9%) y Claudia Dobles, de Coalición Agenda Ciudadana (2,3%), estos últimos dos por debajo del margen de error de 3,3%.
Los resultados son parecidos a los publicados el 22 de octubre por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), donde los indecisos fueron un 55%, y los mismos cuatro candidatos aparecen en las primeras posiciones con porcentajes parecidos.
¿Qué representan estas encuestas para los que son, por ahora, los cuatro candidatos principales, y qué se puede esperar del alto porcentaje de indecisos? Expertos consultados a La Nación exponen los pros y contras de cada uno de estos aspirantes:
Laura Fernández, el oficialismo parte puntero
Si bien Fernández casi cuadruplica la intención de voto de su inmediato perseguidor, la gran cantidad de indecisos mantiene abierta la carrera presidencial y la posibilidad de una segunda ronda si nadie alcanza el 40% de los votos.
El reto para la candidata oficialista es heredar el apoyo popular acumulado por el actual presidente Rodrigo Chaves (quien según la última encuesta del CIEP alcanzó su aprobación más alta en dos años), al mismo tiempo que será objeto de críticas de sus adversarios al representar la continuidad de un gobierno marcado por ataques constantes al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y a los otros poderes de la República.
“Su principal fortaleza es también su principal debilidad, que es ser la candidata oficialista. Llama la atención que el apoyo al presidente sigue siendo mayoritario pero Laura no termina de capitalizarlo en una proporción semejante”, explicó Alejandro Molina, investigador del Observatorio de la Política Nacional de la Universidad de Costa Rica (OPNA-UCR).
Para Kattia Benavides, politóloga experta en análisis legislativo, la campaña del PPSO ha recurrido a una estrategia de cuidar la exposición mediática, razón por la cual Fernández se negó a participar en el debate de la UNA.
La agrupación estaría evitando que se repita el patrón de las elecciones recientes: quienes lideraban las encuestas terminaron perdiendo por el constante desgaste mediático.
Sin embargo, el apoyo que ya recibe no es poco, y el analista Daniel Calvo afirmó que solo necesitaría ganarse a tres de cada 10 indecisos para alcanzar el 40% y ganar en primera ronda.
La Nación solicitó una declaración a la campaña de Fernández, pero al cierre de edición no hubo respuesta.
Álvaro Ramos, la mayor estructura partidaria
Ramos se ubica en una situación poco usual para un candidato liberacionista. En las últimas cinco elecciones, los verdiblancos partieron como favoritos para ocupar la silla presidencial, y ahora Ramos, con solo un 6% de apoyo, se debe preocupar por capturar un alto porcentaje de indecisos.
En el caso particular del PLN, que organiza la convención interna más grande del país, la exposición mediática inicia antes que los demás partidos. Esto le representaría un reto adicional al expresidente de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), quien desde abril fue oficializado como el candidato verdiblanco.
“Eso tiene pros y tiene contras. Aumenta el conocimiento entre la población, pero también se empieza a crear un techo muy rápido de las personas que se deciden a votar por vos”, indicó la politóloga Kattia Benavides.
Al igual que con Fernández, la condición de Ramos como candidato del partido con mayor trayectoria del país es tanto fortaleza como debilidad.
Existe la posibilidad de que su capacidad de crecimiento sea limitada debido al fuerte sentimiento antiliberacionista en algunos sectores del electorado, según estimó Molina. Sin embargo, Ramos podría esquivar esa aversión si buena parte de la población lo percibe como una figura externa a las estructuras tradicionales del PLN.
Esta es una imagen que el economista y expresidente de la CCSS ha procurado cultivar, incluso mediante conflictos públicos con figuras tradicionales del liberacionismo como el exalcalde josefino, Johnny Araya.
Ramos, a través de su oficina de prensa, dijo que “hay que gente que ya se decidió, y que se está decidiendo entre el oficialismo y nosotros. Estamos muy complacidos por ese resultado”.
Ariel Robles, la cara de la oposición
Si bien aparece dentro del margen de error, Ariel Robles acumula un apoyo que pretende alcanzar o superar los números que solo José María Villalta ha logrado como candidato frenteamplista.
Robles mantiene como su principal fortaleza que ha logrado visibilidad constante durante este periodo legislativo.
“Él empezó en el 2022 prácticamente como un desconocido, hoy llega siendo una figura más visible. Si consultáramos a la población quién es el principal opositor a la administración Chaves Robles, él figuraría dentro de los primeros puestos”, mencionó Molina.
La desventaja para él es que el Frente Amplio carece de la presencia territorial histórica del PLN y la que ha reclutado recientemente el chavismo con su estrategia de atracción de alcaldes que alcanzaron su posición con otros colores políticos.
Benavides también consideró a Robles como la cara de la oposición y destacó que el Frente Amplio ha recolectado una base considerable que significa un mayor apoyo en la carrera presidencial y también legislativa. No obstante, el candidato izquierdista podría topar con un techo debido a que el electorado costarricense acostumbra a mantenerse en el centro del espectro político.
“Los extremos nos dan miedo”, dijo la politóloga.
Ante consulta de La Nación, Robles aseguró que una de las metas de su partido era posicionarse entre estos primeros puestos “sin una gran inversión de recursos y con una campaña austera. Hemos logrado esa meta al menos en este arranque”.
Claudia Dobles, la figura reconocida
Gracias a la constante visibilidad desde que fue la primera dama del expresidente Carlos Alvarado (2018-2022), Claudia Dobles armó su propia carrera política y por medio de una coalición busca revivir al Partido Acción Ciudadana (PAC) después de que se quedó sin representación alguna en la actual Asamblea Legislativa o las alcaldías.
Molina apuntó que la ventaja para Dobles es que ya es una figura ampliamente reconocida por el electorado, por lo que no debe dedicar recursos de campaña en ese sentido, a diferencia de otros candidatos que no llevan muchos años en el foco público.
No obstante, Dobles carga con “dos bultos”, según Benavides, que podrían limitar su éxito electoral: la impopularidad que aún lastra a su partido y el rol predominante que desempeñó durante la administración de su esposo.
Son obstáculos que ha intentado solventar al postularse con una coalición junto a Agenda Democrática Nacional (ADN) para que no se le relacione con las administraciones del PAC.
Este medio pidió una reacción a la campaña de Dobles, pero al cierre de edición no hubo respuesta.
¿Posible sorpresa?
Los expertos consideraron que la tónica de las últimas elecciones se mantiene, y el alto porcentaje de indecisos abre la puerta a que alguno de los otros 16 candidatos con bajo apoyo repunte a pocos meses o semanas del 1.° de febrero.
“El hecho de que doña Laura, don Álvaro, don Ariel y doña Claudia estén en esos primeros puestos no es garantía de nada. Sí, podría haber una sorpresa”, declaró Molina.
Por su parte, Benavides afirmó que el voto joven podría ser determinante, pues es un sector considerable pero con poca lealtad partidista.
Esto convierte a la elección en un proceso impredecible y dependerá de cuál personalidad, más que proyectos políticos concretos, se gane la simpatía de los votantes.

