
A pesar de que la Constitución de Costa Rica, en su artículo 28, garantiza que “nadie puede ser inquietado ni perseguido por la manifestación de sus opiniones”, muchos costarricenses evitan hablar abiertamente sobre la situación nacional por temor a represalias.
Así lo revela una encuesta del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA), dada a conocer este viernes.
Los datos demuestran un complicado panorama para la libertad de expresión en el país y obstáculos importantes para la construcción de acuerdos entre los distintos miembros de la sociedad costarricense.
Según el estudio, el 48,1% de los consultados considera que expresar públicamente sus opiniones sobre los problemas nacionales podría acarrear consecuencias negativas, a pesar de que legalmente tienen el derecho de hacerlo. El restante 51,9% aseguró no tener problema en dar a conocer su criterio.
A esto se suma que la mayoría de los encuestados estima que las personas no expresan lo que verdaderamente piensan sobre la política. Ese fue el criterio externado por el 56,3% de los participantes.
Más atrás, el 32,6% indicó que siempre las personas exteriorizan sus opiniones sobre temas políticos y 11,1% se inclinó por algunas veces.
Impacto social
Sindy Mora, investigadora de Idespo-UNA, explicó que, al combinar esta situación con otras variables reflejadas en la encuesta, como la percepción de desigualdad y la desconfianza hacia los demás, se aprecian indicios de un eventual debilitamiento del tejido social.
Lo anterior se explica porque una amplia mayoría de la población encuestada, el 79%, afirmó que la distribución de la riqueza en Costa Rica es injusta o muy injusta.
Solo el 15% calificó de justa o muy justa la distribución de la riqueza, mientras que el 5% restante no tomó postura.
Por otro lado, el 52,3% de los consultados afirmó que nunca o casi nunca se puede confiar en las personas.
Al contrario, el 38,2% indicó que siempre o casi siempre se puede confiar en los demás. El 9,6% restante consideró que solo algunas veces se puede confiar.
La experta advirtió que este tipo de opiniones podrían ser el preludio de una sociedad cada vez más fragmentada, caracterizada por la desconfianza, la falta de cohesión, el individualismo y el alejamiento de proyectos construidos desde la colectividad.
A futuro, esta afectación en el tejido social podría dificultar la generación de acuerdos o soluciones ante situaciones o problemas que estén afectando al país.
“Cuando hablamos de tejido social nos referimos a las relaciones y vínculos que existen entre todos los grupos y personas, para una vida en sociedad”, añadió.
Los datos se recolectaron vía telefónica, entre los días 5 y 13 de marzo de 2025. El Idespo encuestó a 764 personas, lo que corresponde a un 3,5% de error de muestreo y un 95% de confianza.
