
Hace unos días, el 20 de junio pasado, el doctor Johnny Meoño publicó en La Nación un interesante artículo intitulado “Verdad y democracia”, en el cual, entre otros aspectos, critica la falta de dirección y coordinación desde el Poder Ejecutivo hacia las instituciones autónomas durante las últimas décadas.
La argumentación del doctor Meoño se relaciona con la falta de comprensión y aplicación de normas constitucionales y legales que rigen la planificación gubernamental y administrativa. Al señalar el presunto desconocimiento de ministros de Planificación sobre las leyes 5525 de 1974 y 6227 de 1978, indica como causa que “… nunca han sido instruidos por el Tribunal Supremo de Elecciones sobre cómo entender y ejercitar la partitura constitucional dispuesta para una conducción exitosa del gobierno”.
Ante esa afirmación, resulta oportuno aclarar que, con base en la promulgación del actual Código Electoral, el legislador atribuyó al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) funciones de capacitación e investigación mediante su Instituto de Formación y Estudios en Democracia (IFED), creado en 2010.
Esas funciones se agrupan en cuatro áreas: capacitación electoral, formación en democracia, gestión del conocimiento y capacitación a partidos políticos. El TSE, a través del IFED, despliega una labor pedagógica enfocada en democracia electoral y los valores que la sustentan, dirigida a agentes electorales, al electorado, a población estudiantil pública y privada, a la niñez, a poblaciones en situación de vulnerabilidad y a la ciudadanía en general. La página web www.tse.go.cr permite acceder gratuitamente a los talleres, documentación y materiales que se vienen produciendo desde hace tres lustros.
En lo referente a la capacitación específica de partidos políticos y funcionariado electo, el IFED ofrece capacitaciones, talleres y materiales educativos a partir de tres criterios. El primero es el trato igualitario, pues a todos los partidos se les procura igualdad de acceso a las actividades de capacitación presenciales y virtuales. Sin perjuicio de que las actividades concretas se segmenten para partidos de escala cantonal, provincial o nacional, o bien, para partidos en proceso de inscripción o para partidos con derecho a deuda política, todas las agrupaciones concernidas son convocadas sin exclusión alguna.
Segundo, la labor del IFED no puede sustituir los esfuerzos internos que realice cada partido para capacitar a sus correligionarios. Las agrupaciones partidarias gozan de autonomía frente al Estado para definir reglas internas, organización, prioridades y estrategias. El IFED procura que su oferta sea atractiva, para lo cual la temática de las charlas, conferencias, talleres y materiales se define, principalmente, a partir de la consulta a los propios partidos y al calendario electoral.
En tercer lugar, la capacitación ofrecida por el IFED tiene vedado el contenido ideológico partidario. En defensa de la libertad para la participación política democrática, la ley otorga competencias al IFED para ofrecer a las personas involucradas en los partidos políticos capacitación sobre todo el amplio cosmos que comprende el derecho electoral; sin embargo, corresponde exclusivamente a cada partido elaborar sus propios diagnósticos y formular sus propuestas sobre la institucionalidad del país, a partir de la pluralidad de perspectivas que sustenta el juego democrático.
No conocemos ningún caso en el mundo de un organismo electoral que tenga el deber de capacitar a los ministros –o cualesquiera otros funcionarios de gobierno– sobre cómo ejercer sus tareas; tal hipótesis sobrepasaría el ámbito de la función electoral y la lógica de la división de poderes, pues invadiría tareas de órganos rectores y de control que no corresponden al organismo electoral.
Aunque los partidos no están obligados a participar en las actividades de capacitación del IFED, su poder de convocatoria es muy alto. Solo en 2024, el IFED certificó la participación de 5.312 personas militantes en partidos políticos, provenientes de 99 distintas agrupaciones políticas, mientras que al menos 21.394 personas utilizaron los recursos virtuales.
Coincidimos plenamente con el doctor Meoño en su preocupación por la educación cívica. Entendemos también que la formación de la ciudadanía para la vida en democracia debe tener como protagonista a las familias, al sistema educativo en su concepto más general (desde la educación preescolar hasta las universidades públicas y privadas), a los partidos políticos, así como al entramado de organizaciones, medios de comunicación, asociaciones, iglesias y agrupaciones que integran la sociedad. Al fin y al cabo, la sociedad que no se esfuerce cotidianamente en reforzar valores democráticos como el respeto, la tolerancia o la solidaridad, cada día será menos democrática.
Hugo Picado León es director del Instituto de Formación y Estudios en Democracia (IFED) del TSE.