Iniciativas de ley planteadas por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) procuran combatir el uso de troles y desinformación en las campañas políticas. La reforma prohibiría la propaganda mediante perfiles, cuentas y páginas falsas, o administradas por una persona distinta del titular. Los propósitos son encomiables, y si bien es ingenuo esperar resultados plenos, la sola aprobación de la reforma constituiría una condena de la práctica.
La misma virtud tiene la denegatoria de reembolso de los gastos incurridos por el gobernante Partido Progreso Social Democrático (PPSD) por los servicios de “mano izquierda” contratados al informático ucraniano Remi Osman Mucondo, durante la campaña electoral del 2022.
Los fondos públicos no deben ser utilizados para vilipendiar adversarios políticos o sembrar dudas sobre las personas, dijo el Departamento de Financiamiento de Partidos Políticos del TSE para justificar el rechazo de las facturas. Tampoco es aceptable, dicho sea de paso, utilizar fondos privados para esos fines, es decir, para orquestar campañas de ataques, generalmente infundados, contra personas o partidos.
Reembolsar esos gastos desnaturalizaría la deuda política, cuyo propósito, según el Reglamento sobre Financiamiento de Partidos Políticos, es explicar el programa de gobierno, impugnar el de los contrarios, difundir planteamientos ideológicos, informar de actividades políticas electorales y examinar la conducta de los candidatos por los medios de comunicación.
El PPSD incluyó la factura en su liquidación de gastos, pero no objetó la denegatoria del reembolso y permitió que la resolución cobrara firmeza. El tesorero del partido, Luis Roberto Jiménez Rodríguez, más bien “manifestó su conformidad con el informe”, según la resolución del TSE.
En total, el TSE rechazó al partido de gobierno gastos por ¢1.117 millones y solo aprobó ¢958 millones. En comparación con la suma objetada, las facturas de Osman, por ¢1,6 millones en servicios de comunicación y manejo de redes sociales, son pequeñas, pero el mensaje es claro, tanto como sería la aprobación de la reforma propuesta al Congreso, que objetivaría en una ley el rechazo social al engaño.
Precisamente por su escasa importancia, el monto cobrado al TSE parece apenas evidencia de la “mano izquierda” y no una medida de sus dimensiones y alcances. Sobre la naturaleza de los servicios prestados por Osman no cabe duda porque en su informe de labores, correspondiente a marzo y abril del 2022, incluyó la “idealización y manejo de la mano izquierda de la dirección de campaña, así como apoyo en la toma de decisiones estratégicas”. Además, el informático admitió ante la Comisión Investigadora de Financiamiento Electoral la prestación del “servicio”.
La incidencia de “manos izquierdas” en las campañas electorales empeorará significativamente con la ayuda de la inteligencia artificial. Los propios creadores de la novísima tecnología admiten sus aterrorizadoras capacidades para distorsionar el debate público y los resultados electorales.
A lomos de esos avances, la polarización, la emotividad y el engaño reemplazarán al raciocinio, la convergencia y la verdad con desconcertante rapidez. Las democracias del mundo no están preparadas para enfrentar el embate. Desde Costa Rica podremos observar lo que ocurra en 83 elecciones convocadas en todo el mundo este año con un padrón global de unos cuatro mil millones de votantes. Es preciso estar atentos, además de dar cuantos pasos sean posibles, grandes o pequeños, para preservar la integridad de la expresión democrática de los ciudadanos en las urnas.
