Editorial

Editorial: El señor dictador

Ortega dio un nuevo salto en su afán de aislamiento y su aproximación al oscurantismo total

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La acción transcurre en un país sin nombre, gobernado por un dictador que tampoco lo tiene, aunque sabemos que fue inspirado por Rafael Estrada Cabrera, presidente de Guatemala entre 1898 y 1920. Más que un personaje, es una presencia esquiva, ensimismada, enigmática, insensible, fantasmal y abstraída de su entorno, en el que imperan la crueldad, la postración y la miseria, y con el cual apenas tiene una tenue forma de contacto: el tenebroso y servil Cara de Ángel.








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