De la Suiza Centroamericana de nuestros abuelos ya no queda ni la sombra. Costa Rica está graduando a apenas un 43% de sus jóvenes de secundaria. Es decir, el 57% no termina la secundaria y la estadística nos dice que los estamos perdiendo en tercero o cuarto año de secundaria. Nos hemos vuelto un país tomado por el narcotráfico, la criminalidad y diversas formas de prostitución humana
La Encuesta Nacional de Hogares del INEC del año 2023-2024 y el Informe del Estado de la Nación nos indican la gravedad de la situación: solo un 43% de los muchachos está terminando la secundaria. Un 27% de la población solo tiene educación primaria. Y el 61% de los costarricenses ni siquiera piensa ir a la universidad. Costa Rica es un país que dejó de estudiar.
Razonamiento abstracto, bien escaso
Y la información es mucho más grave cuando la confrontamos con las pruebas PISA de la OCDE (que miden la capacidad de razonamiento abstracto). Las pruebas PISA se aplican a los estudiantes de bachillerato en todo el mundo y miden la capacidad de inducción/ deducción; capacidades matemáticas y razonamiento abstracto. Mientras los alumnos de los países escandinavos, o bien de los tigres asiáticos (en lugares como Singapur, Shanghái, Pekín, Tokio, etcétera), ganan el 85% o 90% de las pruebas PISA, en América Latina –Costa Rica incluido–, la aprobación es de apenas un 40%. De hecho, América Latina tiene hoy el peor porcentaje del planeta, debajo de Oriente Medio y los países del norte de África.
Repito: en Costa Rica y América Latina, apenas un 40%. Esto es gravísimo, pues (aplicando la regla de 3) significa que del 43% que graduamos de secundaria, solo un 40% gana las pruebas PISA, y ello significa que –alícuotamente– apenas un 15% o 20% de nuestros jóvenes tienen capacidad de razonamiento abstracto.
La historia de Maikol y su novia
Maikol F. (nombre ficticio, pues me pidió mantener su identidad en el anonimato) es un muchacho de 16 años que entrevisté como parte de una investigación que hago con el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad de Costa Rica. Me reuní con él en un barrio del sur de San José para saber cómo es la adolescencia urbana y suburbana. Su testimonio no pudo ser más descarnado:
–Vea, la cosa está así: yo me puedo ganar unos 50.000 o 100.000 pesos al día con producto. Y a mi cabra (novia) ya la tengo en OnlyFans para que todos los roquillos enfermos se tiemplen. Les sacamos la plata a los enfermazos, jaja... Todos ganamos así.
Hizo una pequeña pausa y después me dijo:
–¿Y para qué vamos a ir cole? Eso es pura tusa, si’a tonto. Además, le soy sincero. Si voy al cole o a la ‘U’, después me gradúo y no hay brete. Así le pasó a un primillo mío que se “mamó” siete años estudiando y allí está “ubereando”. Mejor yo me la juego y me gano buena plata ahora con el “producto”, y mi cabra también, con eso de los videos y las fotitas.
Este es el país que tenemos. Los arquetipos de muchos de nuestros adolescentes urbanos y suburbanos son hoy el capo narco de las novelas colombianas y sus novias modelos, o material de porno low o hard-core. La Costa Rica en que los arquetipos eran gente como Clorito Picado o Brenes Mesén, o médicos, o abogados, o empresarios exitosos que hacían fortuna después de muchos años de esfuerzo honesto, parece lejanísima, casi en el paleolítico de nuestra historia nacional.
La Ruta de la Educación que nunca existió
La única solución es volver a apostar por la educación en forma rotunda y directa. Sin embargo, el ministro de Hacienda hace exactamente lo contrario y la exministra de Educación, Ana Katharina Müller, sin ningún empacho dijo, después de tres años, que “no le dio la gana” decir cuál era la Ruta de la Educación. No existía.
El problema ya venía de gobiernos anteriores, pero el ministro Acosta lo ha agudizado. Ha bajado paulatinamente la inversión en educación del 8% del PIB (porcentaje a que obliga nuestra Constitución) a solo un 5,9% en 2023, siendo el gobierno que menos ha invertido en educación en la última década. (Informe del Estado de la Nación 2023-2024).
Es el mundo al revés. El actual gobierno ha cometido en estos tres años el daño más grande que se puede hacer contra la juventud de un país: desfinanciar su sistema educativo, la única y verdadera vacuna de largo plazo contra la pobreza, la marginación y la delincuencia.
La ecuación es muy simple: menos educación significa siempre más conflicto social y más delito. Y, en el mediano plazo, más cárceles. Es atacar los efectos y no las causas. Cada estudiante que deja el aula será un ciudadano más pobre, marginado, desempleado, que tendrá que ganarse la vida en la calle de cualquier forma. Y de allí, a ser víctimas (y actores obligados) de la delincuencia y el narcotráfico hay solo un paso.
Cerradas más de 100.000 becas ‘Avancemos'
En forma adicional, por decisión del señor Chaves y el ministro Acosta, se cerraron en los últimos años más de 100.000 becas del programa Avancemos. Es decir, más de 100.000 jóvenes y adolescentes de escasos recursos que terminarán marginados, sin estudios, en la calle.
Otro programa vital, el de los comedores escolares, se ha desfinanciado gravemente. El 30% de los niños costarricenses hoy son pobres (Informe del Estado de la Nación 2023). Para las madres de esos niños, los comedores escolares han sido el principal incentivo para enviar a la escuela a sus hijos. Y se nos está destrozando. Por otro lado, muchas de nuestras escuelas unidocentes están hoy destartaladas, sostenidas con láminas de zinc. Así de mal estamos.
Holanda: el país que cierra cárceles mientras nosotros las abrimos
Permítanme compartir una estadística que ilustra la estupidez que estamos haciendo como país. Los Países Bajos (antes Holanda) están cerrando cárceles desde el año 2010. Ya casi no hay delincuentes. La clave es un sistema educativo como el holandés, que está ranqueado entre los cinco mejores del mundo. Y el cuarto país más equitativo del planeta. La fórmula es simple: más educación, más trabajo, más equidad económica, más paz social.
Es decir, la clave es Holanda y no la megacárcel de El Salvador de Bukele. La clave es invertir en educación. Es el único antídoto contra la violencia, la droga, la delincuencia juvenil.
Mientras, Costa Rica es hoy el octavo país más desigual de planeta (World Bank, Taking on Inequality, 2018-2022) y tiene un sistema educativo ranqueado hoy en el deshonroso puesto 63 del mundo en inversión del PIB en educación (PNUD- Human Development Index, 2003). ¡Un desastre!
Por eso, nuestras calles –desde San José hasta Limón, Puntarenas y muchos otros lugares– son hoy una balacera a cielo abierto. Y por eso la vida de un ser humano vale hoy apenas ¢100.000, justo lo que cobra un sicario.
Jaime Ordóñez es director del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad.
