El 6 de junio, en Ciudad de Guatemala, una diapositiva exponía la siguiente frase en un congreso de la Alianza Latinoamericana Anticorrupción (ALAC): “Nuevos paraísos criminales postcovid-19: Costa Rica y Ecuador”.
La filmina era parte de la exposición que ese día presentó el abogado venezolano Víctor Hugo Guerra, presidente del Grupo de Trabajo sobre Cumplimiento de la Cámara de Comercio Internacional y profesor de la Universidad de Naciones Unidas para la Paz.
A causa de la diapositiva, la periodista de La Nación Natasha Cambronero contactó a Guerra y este concedió una amplia entrevista.
En la conversación, el experto citó síntomas de que el narcotráfico se infiltró en la sociedad costarricense, en su territorio, en su estructura económica y, lamentablemente, en su población.
Quizá, inconscientemente, hemos querido soslayar esta situación como sociedad, y se nos está haciendo tarde para reaccionar. La negación no ayuda.
“Costa Rica debe despertar. Ha sido utilizada como nuevo paraíso de la criminalidad (...). El Estado no estaba preparado... Quiso negarse un poco a esa realidad. Cuando yo veía las declaraciones del Ejecutivo, me sorprendía el rechazo o la negación. No se ocupó adecuadamente de esta política de prevención y combate criminal”, aseveró el experto.
Explicó que, al reforzarse las medidas de seguridad en países como Perú, Ecuador, Colombia, Panamá y Nicaragua, las organizaciones criminales migraron a Costa Rica para convertir el territorio en un almacén de cocaína procedente de Colombia.
Guerra llamó la atención sobre detalles que solemos normalizar, como “autos de alta gama que uno no sabe ni se explica de dónde salen" o apartamentos de más de $1 millón.
”El gobierno, al final del camino, se hizo el ojo ciego frente a una realidad que le fue explotando en la cara. Cuando uno mira, por ejemplo, el número de extorsiones, el número de actividad violenta en San José, uno dice: ‘Caramba, aquí está pasando algo que no es normal’“, continuó.
En criterio del abogado, Costa Rica se quedó dormida y ahora el Estado no puede afrontar esta problemática en solitario; requiere de todos los sectores de la sociedad y de cooperación internacional.
Urge revertir la tendencia. ¿Quiénes pueden liderar el proceso?
eoviedo@nacion.com
Esteban Oviedo es jefe de Redacción de La Nación.
