Columnistas

Un veto concertado

El curioso episodio ocurrido en torno al proyecto sobre voto informado se resolvió sin erosionar la integridad del TSE

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Ya pasó, pero una enseñanza nos dejó. Frase que vaya a saber por qué me recordó el estribillo argentino que se cantaba en algunos restaurantes a los postres: «Se va a acabar, se va a acabar / esa costumbre de pagar». El asunto es el curioso episodio acaecido con el proyecto sobre voto informado, aprobado por la Asamblea Legislativa sin advertir que no se consultó al TSE. En realidad, parece que la consulta se formuló digitalmente, pero nunca se registró en el Tribunal, de manera que este no tuvo conocimiento de esta, ni posibilidad de dar su opinión consultiva. Reparado en la omisión, la solución concertada entre los órganos involucrados fue que se vetara el proyecto y se devolviera a la Asamblea, a fin de que esta enmendara el yerro. Se inventó así, en buena hora, el veto concertado.








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