El reconocimiento es amplio y los hechos hablan: la interacción Ejecutivo-Legislativo y, sobre todo, las decisiones de una mayoría de diputados responsables, han logrado impulsar en 19 meses un inédito conjunto de iniciativas clave para nuestra gobernabilidad y bienestar socioeconómico.
Una alquimia de esta índole no puede atribuirse a variables únicas, pero me atrevo a proponer una que considero esencial. Se trata de la convergencia —precaria y parcial, pero real— hacia el “centro” ideológico-político en ambos poderes de la República.
Con el Frente Amplio reducido a su nivel histórico de un diputado, la izquierda contestataria perdió influencia, lo mismo que la derecha obstruccionista, cuyo último reducto, del 2014 al 2018, fue el Movimiento Libertario. Las microfracciones o independientes confusos estorban, pero no frenan. Y si bien la minoría de fanáticos religiosos asedia sin freno los derechos individuales, carece de los números y tracción necesarios para imponer su agenda regresiva o condicionar a ella otros proyectos.
En cuanto al Ejecutivo, su debilidad política, más que un obstáculo, fue un estímulo para que el presidente desplegara sus mejores instintos y formara un gobierno pragmático; es decir, centrista, sin miedo al cambio y focalizado en la buena gestión. Así, el PAC ideologizado y nostálgico perdió protagonismo. Añadamos a lo anterior los liderazgos proactivos de la presidenta y el presidente legislativo que llevamos, al igual que el de muchos partidos y jefaturas de fracción, y mi hipótesis luce más clara.
Nada asegura que esta dinámica de convergencias esenciales —no alianzas estructurales— se mantenga. Conforme se acerquen las elecciones nacionales tenderá a debilitarse: los partidos optarán por diferenciarse, y aumentará el riesgo de los fuegos cruzados. De esto, en buena medida, se trata la democracia. Qué suceda con el directorio a partir del próximo 1. ° de mayo será un indicio clave sobre la nueva etapa. Pero al menos tenemos una ventana de oportunidad hasta entonces, y quizá pueda seguir abierta durante todo el 2020.
Para que así ocurra, otro elemento clave seremos los ciudadanos, particularmente los líderes de opinión. Todos debemos desplegar actitudes independientes y exigentes, pero también constructivas.
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El autor es periodista y analista.