Una gran parte de la gran popularidad de las motos en Costa Rica –circulan más de 900.000– se explica por servicios de transporte público malos y cada vez más deteriorados. Quien puede huye de un sistema con buses destartalados y rutas que corresponden poco con las necesidades de desplazamiento de las personas. Además, como las motos pueden ser muy baratas, la gente las compra a plazo en cualquier tienda. Marca patito, cierto, pero cumplidoras con la faena de llevarlos a cualquier parte en mucho menos tiempo que el bus. Además, si se friegan, se procede como con cualquier electrodoméstico: se “güesean” y se reponen.
¿Saben cuántas motos hay en Panamá, una sociedad con una población y una economía no muy distintas a la nuestra? Menos de 100.000, es decir, unas diez veces menos. Es en lo único en que los tandeamos, pues hoy por hoy hasta en fútbol se nos fueron arriba. Y no es que Panamá tenga más autos que nosotros, aunque haya muchos y, por cierto, más baratos que aquí (tiene menos, de hecho). No niego que sus servicios de transporte público aún dejan mucho que desear. Sin embargo, han tenido una clara mejora en los últimos años. La adición de un sistema de metro en la capital, articulado con algunas líneas de buses, ha hecho que mucha gente siga encontrando razonable la opción del transporte público.
¿Y qué hemos hecho aquí? La gran política pública ha sido prorrogar el plazo de circulación de unidades viejas y destartaladas. ¡Qué astuto! La otra gran política ha sido que cada gobierno deseche el proyecto de tren urbano del gobierno anterior y proponga uno nuevo… que será también tirado a la basura por el que siga. En fin, un retrato incriminador de negligencia política, instituciones capturadas por intereses creados y empresas privadas de la peor calidad.
El Consejo de Transporte Público (CTP), la autoridad encargada de garantizar la calidad y oportunidad de este servicio, reconoce no tener capacidad para controlar ni supervisar. Lo dice como si hablara de otros y no de su propia responsabilidad. Pero bien que sus funcionarios cobran salarios cada quincena. ¡Cómo deseo que un nuevo gobierno finalmente se tome en serio el tema del transporte público! Que limpie el CTP, tarjeta roja a sus empleados, implemente la muy postergada modernización del sistema de buses e inicie en serio con la ejecución de una estrategia de transporte público multimodal.
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Jorge Vargas Cullell es sociólogo.