No me atrevo a decir, como opinan tantos especialistas, que sea el discurso más famoso o influyente de la historia, pero no tengo dudas de que la milenaria Oración fúnebre de Pericles aún actúa como fuente de inspiración democrática; también retórica, por su impecable construcción formal.
La conocemos según la citó Tucídides en su Historia de la guerra del Peloponeso (entre Atenas y Esparta, a mediados del siglo V antes de Cristo), y la leemos en traducciones del griego antiguo. Nada de esto; sin embargo, impide apreciarla. Y si algo le otorga valor, más allá de la oratoria, es que muchas de sus apreciaciones mantienen relevancia contemporánea. Entre ellas está la importancia del mérito, la vocación, el debate y el apego a los hechos para la práctica política.
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“Cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social”, dice Pericles al elogiar la polis ateniense. ¿Frase idealista de un ciudadano privilegiado en ella? Quizá, pero también aspiración válida para nosotros, y llamado a estimular el desarrollo de esos méritos; es decir, a capacitar para la buena política como camino hacia lo público.
Sabemos que no ocurre normalmente así: basta mirar y oír lo que nos envuelve hoy en ese ámbito. Razón de más para celebrar y apoyar iniciativas que buscan mejorar el rumbo. Aquí entra +Costa Rica, una incubadora independiente y no partidaria para la formación de liderazgos políticos, lanzada el pasado martes.
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A partir de una exitosa experiencia similar en Brasil, y financiada por fuentes privadas sin afán de lucro, su modelo es convocar personas interesadas, no importa su ideología o partido, seleccionarlas con rigor y balance, y brindarles gratuitamente conocimientos y destrezas para ejercer cargos públicos. ¿Garantía de que lo harán bien? Ninguna. ¿Impacto reducido, dado los 80 cupos para la primera convocatoria, orientada a los comicios municipales? Claro. Pero también un umbral de desempeño más alto, y buenas herramientas para que esos pocos puedan influir en otros más.
La apuesta es crear un efecto acumulativo que estimule una mejor política; aquella que, según Pericles, conduzca a “instruir por la discusión antes de llevar a cabo lo que se debe hacer”. El esfuerzo vale la pena.
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