La amalgama de lealtades y ambiciones que configuran la propuesta electoral chavista pasa por un mal momento. ¿Dolores de parto? No creo. Más bien, refleja la falta de estructuras y propuestas partidarias decantadas; una reducida capacidad de movilización; su definición alrededor de una persona, no de un proyecto común; la precaria cohesión organizativa y programática que esto implica, y el exacerbamiento de ambiciones individuales a que conduce.
Muchos desajustes han aflorado desde el lanzamiento, el 12 de julio, de una alianza de cinco partidos afines. Ya dos no están. De los tres restantes, uno no es partido, sino movimiento. Es decir, solo quedan Pueblo Soberano (PPSO), vehículo insignia del movimiento, y Motiva, aliado menor. La exministra Laura Fernández es candidata de hecho del primero y, según lo anunciado, también lo será por el segundo. No dudo que intentará ejercer control.
La diputada Pilar Cisneros, anunciada como su estratega política y encargada de comunicación, y también principal atracción del poco concurrido acto de lanzamiento en el parque Morazán, ayer se retiró de esas tareas. Dijo que por exceso de trabajo y falta de tiempo. No dudo de su agobio, pero en este caso suena a excusa, porque ya existía cuando aceptó ambos cargos. Más bien, puede responder a discrepancias y reacomodos internos, con otras posibles réplicas.
Añadamos lo siguiente: 1) Mayuli Ortega, como su presidenta, es al PPSO lo que Luz Mary Alpízar al PPSD (Partido Progreso Social Democrático), anterior vehículo chavista y transformado en adversario. Habrá que ver si sus estrategias, prioridades y aspiraciones coinciden con las de Fernández. 2) Es difícil que Chaves pueda transferirle una porción significativa de su capital político. 3) El tsunami de jerarcas renunciantes que llegará a buscar puestos elegibles como diputados generará tensiones con otros aspirantes. 4) La inscripción de una misma candidata por dos partidos podría traer confusión, quizá exacerbada por el poco exitoso cambio de “chavismo” por “rodriguismo”. 5) No está claro cómo conformarán las papeletas de diputados, que se adjudican por partidos, no personas.
¿Conclusión? Las señales actuales descalifican los hiperbólicos anuncios electorales del chavismo. Pueden cambiar; por ahora, sin embargo, su realidad es confusa.
Correo: radarcostarrica@gmail.com
X: @eduardoulibarr1
Eduardo Ulibarri es periodista y analista.