La caída del muro de Berlín en 1989 inauguró una nueva época. Se superaron mundos divididos por ideologías contrapuestas que suscitaban confrontaciones geopolíticas. Como siempre, en la historia, un mundo de paz benefició al comercio que saltó a dimensiones desconocidas. Sin la rigidez de divisiones ideológicas se crearon condiciones favorables para la libre circulación de bienes y servicios, y los grandes capítulos de avances de la ciencia aplicada a la producción se articularon con los progresos geopolíticos. Esa época que nacía fue bautizada como globalización. Su más emblemática expresión fueron las cadenas globales de valor, donde la producción internacional quedó interconectada en procesos que se realizan en diferentes países.
Costa Rica apostó sabiamente su futuro por su más eficiente inserción en ese mundo. En ese mar, hemos navegado. Cerca de la mitad del valor de nuestras exportaciones está articulada en procesos productivos internacionales, como dispositivos médicos, componentes electrónicos y aeronáuticos. Mejorar nuestra integración en el mundo y superar obstáculos al aprovechamiento del comercio fueron los ejes de nuestro desarrollo, centrado, tal vez demasiado unilateralmente, en la política comercial.
Lamentablemente, apertura comercial y atracción de inversión son casi las únicas políticas públicas exitosas y consistentes que hemos tenido. Y digo lamentablemente porque comercio e inversión no son islas separadas del universo social. Ahí confluyen todas las esferas de la vida social, económica, educativa, laboral y territorial de un pueblo. No hay aspecto de nuestra realidad que no sea protagonista de la capacidad nacional de producir más y mejor.
En la cercanía de vacas flacas, descubrimos que no aprovechamos cuando tuvimos vacas gordas, abordando con diligencia nuestras debilidades como pueblo. A medio camino de superarnos, las incertidumbres pueden sorprender de improviso nuestras omisiones. Ya no estamos en 1989. La guerra erige otras murallas que nos llevan a otro mundo y todavía no nos damos cuenta. En realidad pasamos detrás del espejo. Todo parece igual y, sin embargo, ya es diferente. El comercio mundial se restringe. Se forman bloques amenazantes. El bono de la paz se agota. El futuro no se detendrá a esperar que despertemos. Llegó la hora 25.
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Velia Govaere, exviceministra de Economía, es catedrática de la UNED y especialista en Comercio Internacional con amplia experiencia en Centroamérica y el Caribe. Ha escrito tres libros sobre derecho comercial internacional y tratados de libre comercio. El más reciente se titula “Hegemonía de un modelo contradictorio en Costa Rica: procesos e impactos discordantes de los TLC”.