Cada cuatro años, la democracia nos mueve a pensar. Ninguna invitación es menos atendida que esta. No es reflexión lo que se expresa en las urnas; es crispación. La negación a recapacitar es universal, y nada más probatorio de la ausencia de raciocinio que el mísero lugar de la educación en los problemas de la ciudadanía. En el fondo, domina la privación de un concepto de futuro. Todo es presente, inmediato, instantáneo. Todo encuesta fotográfica de pasajera volatilidad.
Es la condición humana, primum vivere, deinde philosophari. Empleo, salario, vivienda, salud, seguridad dominan el espectro de preocupaciones ciudadanas. Por eso, el político puede aprovechar la avalancha de inmediatez para desatender lo esencial, soslayar lo sostenible, evadir el futuro. La política, arte de lo posible, se vuelve sierva de lo inmediato, y la educación nunca es apremiante en el presente.
Pero nada es más envolvente en el tejido social que el sistema educativo, porque es el factor decisivo en la sociedad. El ser costarricense lo entendió. Iglesia, parque y escuela eran emblema y orgullo de cada pueblo. Ya no. Mi mamá decía que educar era su herencia. Muy tico, pero de antes. El imaginario colectivo del costarricense es eso, imaginario. Hoy por hoy, decir que hay más maestros que soldados esconde un orgullo deshilachado. Una diputada hasta propone regalar el bachillerato. Duele.
Casi mil centros educativos con orden sanitaria, miles están urgidos de reparaciones, escuelas desconectadas, docentes desactualizados, currículos sin pertinencia laboral, baja calidad educativa y ausencia de rendición de cuentas hacen vana la inmensa inversión educativa y el sacrificio hacendario.
La política educativa es, desde hace tiempo, una parodia más en la sociedad del espectáculo. Y lo más triste es que lo sabemos. Diagnósticos abundan impenitentes, no así soluciones. Propuestas de mejora sobran, no así ejecuciones. La pasada campaña asumió con unanimidad retórica una bandera educativa. Palabras más, palabras menos, cada tienda hizo promesas. Nada más. Una nueva administración nos vuelve a pescar distraídos. Volvemos a lo de siempre. Pero aunque parezca desaparecer de la preocupación inmediata, la emergencia educativa sigue ahí, como la bronca decisiva de la sostenibilidad democrática.
vgovaere@gmail.com
Velia Govaere, exviceministra de Economía, es catedrática de la UNED y especialista en Comercio Internacional con amplia experiencia en Centroamérica y el Caribe. Ha escrito tres libros sobre derecho comercial internacional y tratados de libre comercio. El más reciente se titula “Hegemonía de un modelo contradictorio en Costa Rica: procesos e impactos discordantes de los TLC”.
LEA MÁS: Viceministro del MEP promete ‘entrar de lleno’ contra corrupción en juntas de educación
LEA MÁS: Diputados llaman a todo el sector educación para explicar ‘apagón educativo’