Los tres meses de sesiones legislativas extraordinarias que comenzaron el martes serán esenciales para definir con precisión el rumbo político y programático del Gobierno. No me refiero al estilo, sino a la sustancia; no a los anuncios, sino a los acuerdos, las decisiones y su ejecución. Al controlar por segunda vez la agenda, el Poder Ejecutivo tendrá la oportunidad de plantear prioridades, marcar su ruta, y demostrar su capacidad —o no— de gestión. Como su fracción es minoritaria, esto implicará, sobre todo, un impecable ejercicio negociador.
Las primeras extraordinarias, entre el 1.° de mayo y el 31 de julio, se malograron. Y utilizo el “se” impersonal porque, si bien la causa más directa fue el errático desempeño del presidente y sus colaboradores, este bautizo de fuego era muy difícil de asumir apenas llegados a Zapote, sin partido, sin equipo unificado y sin proyectos decantados. Seis meses después, tales explicaciones no cuentan.
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Los 39 proyectos que convocó marcan rumbos, aunque tantos no dejan ver las prioridades claramente. La reunión del lunes con los jefes de fracción y las iniciativas que estos presentaron, son buenos atisbos de actitud negociadora mutua. Un buen arranque, sin duda. Pero cómo abordar los detalles, allanar diferencias, ajustar proyectos y hacerlos avanzar, serán los retos cruciales, tanto estratégicos como operativos.
En la convocatoria hay propuestas para garantizar la operación gubernamental, como el presupuesto y los eurobonos. Su aprobación, me atrevo a decir, es un hecho, aunque resta definir el monto de endeudamiento que será autorizado. Otras tienen que ver con reformas institucionales en el MAG, el MOPT y el IMAS. El terreno de “pelea” es amplio, pero también el de transar en puntos medios razonables.
Más allá, las diferencias son muy profundas y el potencial de conflictividad social y sectorial, notable. Ejemplos: la venta del Banco de Costa Rica, la pretensión de intervenir en el manejo del financiamiento universitario, la eliminación de tarifas profesionales mínimas y las jornadas excepcionales.
La prueba de visión, sensatez, flexibilidad, tolerancia y prudencia será muy grande para todas las partes; la responsabilidad central para salir adelante, del Ejecutivo. Pronto veremos si las señales iniciales se materializan.
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El autor es periodista y analista.