Me parece digna de ser rescatada la información sobre el resultado de las elecciones en Chile: el candidato que logró el tercer lugar, Franco Parisi, realizó toda su campaña en forma digital desde Alabama, sin haber puesto un pie en el país suramericano durante el proceso electoral.
De acuerdo con la información, el candidato hizo varios intentos, todos fallidos, de regresar a Chile; no obstante, superó a otros postulantes que aparecían en las encuestas como favoritos, y, por lo que entiendo, se ha convertido en una suerte de gran elector, puesto que los que van a la segunda vuelta tendrán que disputar los votos que él recibió.
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Parisi no solo gestionó su campaña electoral lejos de su país, sino también suscitó polémicas por problemas con la justicia penal, acusado de presunta estafa y por no pagar la pensión alimentaria de dos de sus hijos menores, lo que habría motivado su decisión de no retornar a suelo chileno.
Todo esto me parece de lo más singular. Se comprende que en circunstancias excepcionales un candidato se vea obligado a ausentarse del país, y, sin embargo, esto no le impida legalmente participar en la campaña. Este sería el caso si, por ejemplo, mediaran necesidades concernientes a la preservación de su salud o motivos políticos que lo forzaran al extrañamiento o el destierro, y, sin embargo, cosa insólita, no cancelaran su participación.
Salvo por lo que la información dice, no sé a ciencia cierta qué causó el ausentismo de Parisi y en qué medida favoreció o perjudicó sus resultados electorales. Es llamativo que una significativa magnitud de votantes, el 13 %, se inclinara por su oferta, sin que para ellos fueran obstáculo las referencias a problemas penales u obligaciones alimentarias del candidato. Volviendo a la información periodística, se dice que este carece de una inclinación política definida y de propuestas programáticas concretas, aunque se mostró como el defensor del pueblo ante la oligarquía chilena.
El caso me hace pensar en los derroteros inéditos por los que pueden discurrir nuestros procesos electorales en el futuro, en la política electoral a distancia. Hemos experimentado con los votantes ausentes, que manifiestan su voluntad desde el extranjero. No he hallado disposición que impida el ausentismo de los candidatos: ¿Es necesaria su presencia física para las elecciones?
El autor es exmagistrado.