Eran apenas las 6:15 p. m. cuando dos individuos desataron el caos en un establecimiento comercial abierto al público, un Día de la Madre. El OIJ encontró 33 balas, lo que da una idea del ensañamiento y el desprecio por la vida de cualquier persona. El triple homicidio ocurrido el viernes en Pozos de Santa Ana, en el que murió una víctima colateral y al parecer otros dos inocentes resultaron heridos, nos confirma el estado de calamidad en el que vivimos en Costa Rica.
Ante un hecho como este, quién no pensará en sus familiares y amigos. Todos estamos expuestos a una desgracia.
Por si fuera poco, se produjeron cinco balaceras con víctimas mortales en las siguientes 48 horas, con un saldo de cinco muertos y seis heridos. Dos ocurrieron en Tibás, una en Pavas, una en La Unión y una en Sagrada Familia.
El tráfico ilegal de armas persiste. Recientemente, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) desmanteló una banda que aterrorizaba a la comunidad de Atlántida, en Limón, la cual advertía a los vecinos de que estaba dispuesta a desaparecer a cualquier persona. Una vecina declaró que “les ha visto armas largas como las que usan en la guerra”.
Ojalá se tratara de hechos aislados, pero no lo son; son cada vez más comunes.
La situación amerita una reacción de todo el Estado en procura de proteger a la ciudadanía. Urge una estrategia de trabajo conjunto entre todos los actores, pero miente el que prometa solucionar todo de la noche a la mañana poniéndole un nombre patriótico a un plan y luego agregándole la palabra “plus”.
Si es que Costa Rica logra revertir esta calamidad, el proceso tardará años. Y la solución no solo implica trabajar en prevención y represión, sino también en oportunidades, educación, acceso al capital y hasta formas de ver la vida.
La inseguridad alcanza niveles récord como el problema que más aqueja a los costarricenses, según el CIEP de la UCR.
La discusión debe partir de la autocrítica y de datos reales. Nada se ganó cuando un presidente y un ministro dijeron que, en Costa Rica, no era delito tener armas de guerra y, luego, el mandatario dijo que una confusión del ministro lo indujo a error. Claramente, la posesión de este tipo de armas sí es delito desde hace muchos años; el problema es que las armas siguen circulando.
Tres personas fallecidas y otras dos heridas en una balacera en Santa Ana. (Cortesía La Nación/Cortesía La Nación)
Jefe de Redacción. Es bachiller en Periodismo por la Universidad Federada. Recibió el premio de La Nación como “Redactor del año” en el 2005, en el 2007 el premio Jorge Vargas Gené y en el 2022 el Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
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