A inicios del año 2020, el Ministerio de Educación Pública (MEP) solicitó al Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnológica y Telecomunicaciones (Micitt) y a la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) desarrollar una parte de la Red Educativa de banda ancha haciendo uso de los recursos del Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel), para llevar conexiones a Internet robustas a más de 2.000 centros educativos.
En su mayoría, estas escuelas y colegios se ubicaban en zonas rurales dispersas o alejadas de la Región Central del país, dado que los recursos de Fonatel debían priorizarse en los distritos con menor desarrollo humano y más bajos indicadores de conectividad.
Luego de haberse incorporado el proyecto y sus metas en el Plan Nacional de Desarrollo de las Telecomunicaciones en setiembre del 2020, la Sutel realizó la ampliación de varios contratos con distintos proveedores del servicio, y finalmente, en agosto del 2021, se entregó el primer centro educativo conectado bajo el proyecto de la Red Educativa.
Desde entonces, la Sutel logró conectar 682 centros educativos hasta diciembre del 2023, y luego de varios años en pausa por disposición del MEP, se espera que continúe ampliando la cobertura a inicios del próximo año.
Una característica crucial de estas conexiones es que la Sutel se encargaría del pago de las facturas mensuales de Internet por un periodo de cinco años, para cada escuela y colegio conectado, por lo que en 2026 se cumplen cinco años desde las primeras conexiones realizadas.
Es decir, a partir del próximo año, le corresponde al MEP asumir el servicio de conectividad de estos centros educativos, o al menos de los 118 conectados por la Sutel durante el 2021. Pero, según reportó el Décimo Informe del Estado de la Educación, fuera de solicitarle una prórroga a la Sutel (la cual no es factible técnicamente), el MEP no ha iniciado las gestiones necesarias para garantizar que estos centros educativos no enfrenten problemas con su servicio de Internet a partir del año entrante, situación que se suma a la comentada la semana anterior.
Costa Rica podría pasar de haber sido pionera en conectividad escolar a afrontar, en cuestión de meses, un apagón tecnológico en su sistema educativo. Evitarlo exige liderazgo, no patear la crisis a la próxima administración.
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Andrés Fernández Arauz es economista.