Cuando Eric Gassmann fue parte del programa 120 Minutos, el público fue testigo de sus intensos combates verbales. Lo que se desconocía hasta hoy es que el periodista deportivo ya estaba acostumbrado a poner a sus contrincantes contra las cuerdas, más allá del sentido figurado de la expresión.
Recientemente, Gassmann hizo pública en sus redes sociales una noticia que pocos, por no decir nadie, se esperaban: desde hace 11 años, enmascarado y con el nombre de Kaiser se sube al ring para practicar la lucha libre.
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El comunicador de 35 años ha sido cuatro veces campeón nacional en esta disciplina. Actualmente, es uno de los dueños fundadores de la empresa Riot Wrestling Alliance, la cual creó hace tres años junto a unos socios y que logró llevar la lucha libre costarricense a la señal televisiva de TD+.
Sin embargo, toda esta trayectoria se mantuvo bajo su máscara, sin que lo supiera nadie más que su círculo cercano y sus compañeros de lucha libre.
“La lucha libre tiene esta parte mística, de que el luchador que usa máscara no revela su identidad. En el país esto no es tan fuerte, porque es algo más de México; sin embargo, los que estamos en este mundo entendemos y respetamos esto. Por eso es que yo nunca lo hice público”, comentó Gasmann.
Sumado a su faceta como luchador y empresario, es coach de la academia Star Wrestling Center, la cual pertenece a su empresa. Por lo general, sus compañeros y él entrenan lucha dos días a la semana y dedican otros dos o tres días al gimnasio y el ejercicio centrado en el rendimiento cardiovascular.
El director de Exa FM asegura que, aunque el nicho de la lucha libre es pequeño en Costa Rica, le ha permitido luchar en países que son cuna del deporte y compartir con íconos de la disciplina como Cody Rhodes, Ricochet, Blue Demon Jr. o el Hijo del Santo.
Estos son los inicios del Kaiser
Eric Gassmann, como muchísimos otros niños en el mundo, era fiebre de la lucha libre y no se perdía la WWE. Pegado a la pantalla junto a su padre, se maravillaba con Triple H y soñaba con algún día ser como aquel espigado y fuerte luchador.
“Triple H siempre fue mi ídolo y modelo a seguir en la lucha libre. Siempre lo admiré como luchador y ahora como empresario, detrás de la logística de la WWE. Me llamaba la atención su personalidad y rudeza –en ese entonces él trabajaba como villano–, su fuerza, técnica y que no se le arrugaba a nadie. Ya después entendí todo el trabajo que requiere y eso me hizo admirarlo todavía más”, confesó el comunicador.
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Aunque a menudo, este programa televisivo proyectaba aquella frase de “No intenten esto en casa”, Gassmann hacía caso omiso y, junto con sus compañeros, recreaba en su escuela y colegio aquellos titánicos combates que observaba en la tele.
“Me acuerdo que con mis compañeros veíamos las típicas luchas de escalera, y en el centro del aula no subíamos con una silla a colgar una faja y decíamos que ese era el campeonato que había que quitar. Obviamente nos dimos golpes, pero era parte de la afición que teníamos”, rememoró.
Con el correr de los años, aquella ilusión de niño se plantaba frente a él y le hacía la seña de “You can’t see me” que tantas veces vio hacer a John Cena. Desilusionado por no conocer empresas de lucha libre costarricenses llegó a pensar que nunca practicaría esta disciplina.
Pero, a los 23 años, cuando ya trabajaba en Repretel, un sorteo cambió su vida. Como buen fiebre, Gassmann seguía cuanta página relacionada al deporte existía y una de estas hizo una rifa para participar en un entrenamiento.
“Me acuerdo que me volví loco y les escribí que por favor me dieran a mí uno de los espacios. Al final, me lo terminé ganando”, recordó.
Así nació Kaiser y con él, las alegrías, lesiones, derrotas y mil y un movimientos sobre el ring. Tras ocho años de carrera, decidió separarse de la empresa en que comenzó y crear Riot Wrestling Alliance. Según explica, durante estos años, en Costa Rica se han dado avances al generar alianzas con patrocinadores; pero esta disciplina aún no es profesional.
Afirma que debido a la falta de poderío económico del deporte, los luchadores “pagan por luchar”, pues no reciben remuneración y deben financiarse desde los entrenamientos hasta los trajes; sin obviar los costos de la atención médica de las recurrentes lesiones.
“Un evento de 300 es uno en el que llegó mucha gente. Cuando yo empecé, lo normal era que llegaran entre 10 y 20 personas. Lo hacemos por pasión y porque creemos que podemos llegar a hacerlo crecer tanto como en países como México, Estados Unidos y Japón”, expresó el luchador.
Asimismo, tratan de cambiar la mentalidad de competencia y “serruchapisos” entre empresas del gremio. Por encima del reconocimiento o logros personales, él sueña con que su labor impulse la disciplina en el país.
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“Lo que más me interesa, y con lo que yo moriría feliz, es que la lucha libre costarricense sea reconocida y relevante. Soy consciente de que esto no le va a gustar a todo el mundo, pero por lo menos que se sepa que en Costa Rica se hace y que es un buen producto”, aseveró el periodista.
“El tico tiende a pensar que comparado con lo de afuera somos malos y resulta que no; tenemos un talento increíble y los eventos son de talla internacional. Lo sabemos porque luchadores internacionales vienen y nos lo dicen”, finalizó Gassmann, el periodista que al ponerse la máscara pasa a ser Kaiser.