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Mainor Enrique Molina Fernández cuida carros frente a la sucursal del Banco Popular de Puntarenas. Fotografía: Cristian Campos
Contra toda ave de mal agüero que le apareció en el camino en sus primeros años de vida, Mainor Enrique Molina Fernández logró demostrar que la única barrera para cumplir los sueños es dejar de soñar.
Este cuidacarros de oficio, a quien los puntarenenses acostumbran ver frente a la sucursal del Banco Popular en ese cantón, le metió ganas a una de sus más anheladas aspiraciones, la hizo realidad y hoy da los siguientes pasos para cumplir otros sueños, a sus 41 años.
De niño, a Molina le dijeron que por problemas de aprendizaje no podía estudiar. “Los doctores le dijeron eso a mi mamá, que yo no era para estudiar”, recuerda.
A esto se le une que su papá era alcohólico y no tomaba las responsabilidades en la crianza de él y sus hermanos.
Contra todo pronóstico y brincándose las adversidades que la vida le ha puesto a lo largo de sus 41 años, este cuidacarros puntarenense calló todas esas voces y empezó el 2023 con el título de bachillerato en secundaria en sus manos.
“A los 14 años entré a sacar el sexto grado y fui de a poquitos. Me costó mucho. Yo dije ‘aunque sea viejo, lo saco’. Ya tengo el bachillerato por madurez, 41 años, pero aquí estoy”, afirmó el vecino de Juanito Mora, en Barranca.
Molina sabe que, aunque esta es una meta que siempre añoró, no es la única. Quiere comenzar a estudiar en la universidad y cambiar de trabajo.
Si derribó pronósticos y saltó obstáculos, ¿quién dice que se atreve ahora a decir que no logrará cumplir esos otros sueños?
Sus aspiraciones académicas no están muy definidas pues dos cosas realmente le gustan mucho: la Informática y la Psicología, por lo que debe pensar bien hacia dónde encaminarse, según él mismo reconoce.
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En cuanto al trabajo, está abierto a nuevas opciones. Dijo que sí le gusta cuidar carros, pero lo que se gana da apenas para lo básico y le gustaría ahorrar un poco y poder pagarse la universidad.
Añadió, eso sí, que metió los papeles al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y ya hizo la prueba psicológica. Su idea es “empezar de abajo, en limpieza, y luego subir”.
Sabe que para conseguir un mejor trabajo también debe aprender a conducir vehículos livianos, por lo que lo ve como la meta más cercana.
“Yo soy muy observador, no sé manejar, pero sí me he fijado en lo que hace la gente. Ya con eso voy a aprender más rápido”, aseguró.
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El esfuerzo de Molina lo hará llegar a nuevas metas. Por eso, quiso hacer público su mensaje para otros que podrían estar en una situación similar a la suya:
“Les digo que sigan adelante, que se esfuercen. A mí me costó. Fue un gran proceso pero aquí estoy. Que sean perseverantes, eso da ganancias. Yo aquí sigo, ahorita estoy luchando por mi trabajo”, concluyó.