Es casi inevitable reconocer que hubo un momento en esta pandemia en que consideré poco probable escribir la noticia que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anunció hace una semana: el inicio del cierre técnico del Centro de Atención Especializada para Pacientes de Covid-19 (Ceaco).
Repasar muy brevemente la profundidad de la vivencia y la complejidad del trabajo que ahí se realizó, es el objetivo del podcast de esta semana.
Veinte meses y unos días después de su entrada en funcionamiento, con 88 camas para enfermos severos y críticos de covid-19, el Ceaco inició su desmovilización encaminado a devolver el edificio al Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), que quedará más reforzado por todos los equipos y remodelaciones a la infraestructura que realizó la CCSS para abrir el centro de salud para la pandemia. A partir de ahora, al Cenare le tocará una tarea difícil y todavía de dimensiones insospechadas: cuidar a los pacientes poscovid con secuelas cardiopulmonares.
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Datos iniciales de la Caja, revelan que en el Ceaco cuidaron a 2.840 pacientes en 20 meses; de ellos, fallecieron 645, casi una cuarta parte, lo cual se explica por el perfil del enfermo que allí llegaba desde diferentes partes del país: los más delicados en su condición de salud.
La apertura del Ceaco representó un esfuerzo descomunal nunca antes visto, y que hace a su aún director, Marco Vargas Salas, decir que el verdadero nombre del Ceaco es Costa Rica. Porque en su génesis confluyó el músculo de instituciones públicas tan grandes como la CCSS o el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), y de incontables empresas privadas que prestaron sus fuerzas para dejar instalado y funcionado el Centro en diez días, porque el país así lo necesitaba.
Las vivencias del personal son innumerables. No solo por el trabajo que significó la atención de estos enfermos, sino por la calidad y el compromiso que cada uno de ellos puso en el cuidado de todas y cada uno de los ocupantes de las 88 camas.
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Puede que el Ceaco cierre para siempre en las instalaciones del Cenare, dependerá de un país entero que no vuelva a abrir en ningún otro hospital de la Caja, y si esto último sucede –hago votos para que así sea– solo puede significar que la población se cuida, porque la pandemia sigue y todavía no ha puesto el candado.