
A pesar de las constantes rupturas de cuórum en el plenario de la Asamblea Legislativa y otro tipo de interrupciones, los diputados ya avanzaron en el conocimiento del 63% de las mociones presentadas al plan de jornadas 4-3.
Ese porcentaje se obtiene de la suma de 563 mociones de fondo que ya discutieron y votaron los legisladores (o sea, el 66% de todas las mociones de fondo) y las 518 revisiones que ya se han tramitado, sobre igual número de mociones de fondo.
Tomando en cuenta que los diputados están revisando cada una de las mociones presentadas, eso quiere decir que, al final del trámite, se habrán realizado 1.710 actos de votación, de los cuales ya se llegó a 1.081.
La mayoría de votaciones se ha realizado sin discusión, pues el expediente 21.182 se tramita mediante el mecanismo expedito, conocido como vía rápida, lo que fijó un plazo límite para que los diputados pudieran debatir.
Es decir, solamente se pudo usar la palabra en el conocimiento de 130 mociones de fondo y sus revisiones.
Las jornadas laborales 4-3 consisten en un esquema laboral en el que los empleados trabajan cuatro días por semana y descansan tres si su horario es diurno, mientras que trabajan tres y descansan cuatro si el horario es nocturno.
Desde el miércoles 6 de junio, cuando cayó la guillotina sobre el procedimiento legislativo, la votación de las restantes mociones ha sido mecánica y sin usar la palabra, solamente se anuncia la votación desde la presidencia del Congreso y los diputados emiten su voto, tanto en las mociones de fondo como en las revisiones.
Han sido 10 días legislativos (de lunes a jueves) de sesiones dobles, y hasta triples, es decir, mañana y tarde, o mañana, tarde y noche, desde que cayó la guillotina.
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Pero la monotonía de una sola discusión, con algunos episodios de otras polémicas en el medio, ya ha hecho mella entre los parlamentarios. Tanto así que han surgido discursos recurrentes desde agrupaciones aliadas al Gobierno para que el Frente Amplio retire sus mociones.
La semana pasada, por ejemplo, tanto Fabricio Alvarado, jefe de Nueva República, como la vicepresidenta del Congreso, la también fabricista Gloria Navas, centraron sus controles políticos en atacar las posiciones frenteamplistas contra el proyecto.
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Alvarado, por una parte, les exigió retirar sus decenas de mociones, mientras que Navas alegó que esa cantidad de modificaciones y la cantidad de tiempo que se ha dedicado a la discusión es “abuso del derecho”.
Sin embargo, Jonathan Acuña, exjefe de fracción del FA, les respondió que no retirarán ni una sola moción y, más bien, han propuesto que se devuelva el expediente legislativo a una comisión dictaminadora donde se haga una discusión y análisis más en profundidad, y no simplemente una votación de mociones en automático.
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