Cuando ya las aguas parlamentarias estaban empezando a calmarse en el plenario legislativo, después del zafarrancho del jueves por el proyecto del 911, un diputado recibió un inusual reclamo que encendió de nuevo la hoguera.
Diversos voceros partidarios llamaban a la calma después del enfrentamiento verbal entre la oposición y el partido de Gobierno, Progreso Social Democrático (PPSD), en el que la diputada oficialista María Marta Padilla terminó llorando.
El jefe del Frente Amplio (FA), Jonathan Acuña, estaba en su curul después de haber intervenido en el debate para pedir al partido de Gobierno evitar acusaciones de supuestas triquiñuelas.
En ese momento, la jefa de fracción del PPSD, Pilar Cisneros, tomó un papel en su mano, y se dirigió al sur del plenario, hacia los asientos del FA. Una vez había superado las nueve curules que la separan de Acuña, lo encontró sentado, lo tomó del brazo y empezó a reclamarle que, supuestamente, diputados de esa fracción la han insultado en varias ocasiones.
Según se observó desde la barra de prensa, la oficialista le mostró el papel y le señalaba con el dedo meñique lo que estaba escrito en la hoja. Era una lista de reclamos.
Acuña se levantó y empezó a conversar con Cisneros.
“Llegó con un papel escrito, donde decía que esas eran las ofensas que le habían dado a ella. Yo le pregunté ‘cuál ha sido mía, dónde le he ofendido yo’. No me logra responder.
“No son formas que yo utilizaría ni que yo acepte. Hay que ser muy respetuoso con las personas, en los espacios. Es la segunda ocasión en que la diputada Cisneros hace esto, llegar a mi curul, en ese tono”, dijo Acuña.
En declaraciones a la prensa, la jefa del PPSD argumentó que frenteamplistas y diputados de otras fracciones le han dicho “dictadora, manipuladora, extranjera, autocéntrica, prepotente, antidemocrática”.
Consultada por los periodistas, Cisneros admitió que Acuña nunca la ha ofendido, pero aseguró que sí lo han hecho otros miembros del FA y de otras fracciones.
Diputados del PLP fueron testigos
El diputado Jorge Dengo, del Liberal Progresista (PLP), contó a La Nación que él oyó parte del intercambio entre ambos legisladores, y que alcanzó a escuchar cuando ella, con el papel en mano, le decía “las cosas que supuestamente le han dicho a ella”.
“Ahí, Jonathan (Acuña) reaccionó. Aunque tengo mis diferencias ideológicas muy marcadas, sí he de reconocer que es una persona muy educada, muy asertiva y sí se tuvo que poner de pie y confrontar, muy educadamente, pero vehementemente a doña Pilar. Eso fue lo que vi. La prensa, donde se ha hecho la cobertura, sí concuerda con lo que yo presencié ayer”, enfatizó.
Gilberto Campos, también del PLP, estaba justo a la par de Acuña y Cisneros y se levantó cuando observó la discusión para pedirles tranquilidad.
“Yo no vi qué decía el papelito ni mucho menos, sí vi que estaban conversando y, cuando me percaté, estaban de pie, solo me levanté un momento para decirles que siguiéramos con el plenario, tranquilos”, relató.
A su vez, los demás diputados del Frente Amplio se levantaron y se acercaron a Acuña. Finalmente, Cisneros se retiró.
El contexto
Varios minutos antes del reclamo, Acuña fue uno de los diputados de oposición que habían chocado con Cisneros y el partido de Gobierno en los discursos.
El meollo del zafarrancho era la intención de los partidos opositores de salvar el proyecto que libraría al Sistema de Emergencias 9-1-1 de la regla fiscal, el cual fue vetado por el presidente de la República, Rodrigo Chaves.
Como la oposición tenía varias ausencias, no tenía los 38 votos necesarios para resellar el proyecto y optó por postergar el tema para el lunes. El partido de Gobierno, entonces, se molestó y trató infructuosamente dos veces de que el resello fuese sometido a votación de una vez, a fin de sepultar la iniciativa vetada.
En esas votaciones, la legisladora Padilla se salió de la línea del PPSD y apoyó a la oposición. Luego de una reunión de su bancada, ella terminó llorando en su curul y fue llevada al departamento de Servicios Médicos.
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El resello es el mecanismo por el cual los diputados rechazan un veto presidencial y aprueban de nuevo un proyecto, para enviarlo a publicación y entrada en vigencia.